'Otra vuelta de tuerca': El terror está en la casa (otra vez)

'Otra vuelta de tuerca': El terror está en la casa (otra vez)

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Últimamente se ha hablado mucho de esta nueva edad dorada que el cine de terror está viviendo. Es lógico: en los últimos años hemos visto una barbaridad de cintas terroríficamente buenas que han hecho que ese género, que desde mediados de los años 2000 estaba de capa caída, resurgiera con más fuerza que nunca. Algunos ejemplos son Déjame salir, Hereditary o El faro, películas extraordinarias que lograron encantar al público y alzar a sus directores. Sin embargo, el cine sigue teniendo una variedad de películas tremenda, y hay veces que nos encontramos con cintas como Otra vuelta de tuerca.

Otra vuelta de tuerca está basada en la novela homónima de Henry James, adaptada varias veces al cine y la televisión. La película nos narra la historia de Kate Mandell, una joven profesora que es contratada para enseñar a unos niños huérfanos tras la extraña desaparición de la anterior institutriz. Estos viven apartados de la civilización, en una enorme mansión y al cuidado de la señora Grose, una anciana ama de llaves. Poco a poco, Kate irá descubriendo que nada es lo que parece en una casa que esconde muchos más secretos de lo que se ve a simple vista.

Uno de los aspectos más comentables es el hecho de que es una adaptación del famoso libro de James. Está claro que los guionistas de la película, Chad y Carey Hayes han querido darle “otra vuelta de tuerca” (lo siento, tenía que hacer la broma) a la conocida historia. Sin embargo, esos cambios no funcionan. Tiene mucho que ver que esta novela se ha adaptado varias veces a lo largo de la historia del cine y la televisión (como es el caso de Otra vuelta de tuerca, dirigida por Eloy de la Iglesia; o la reciente La maldición de Bly Manor). El espectador que va a ver Otra vuelta de tuerca ya está familiarizado con la trama y con los personajes, y es por eso por lo que esta nueva adaptación no funciona: se desmarca y deja de lado ciertos aspectos esenciales de la historia.

Está claro que Otra vuelta de tuerca parte de un texto con mucho potencial, que funciona como un tiro y que es rematadamente interesante. Sin embargo, creo que tiene un problema: la película deja de lado los personajes y la narración principal para volcar toda su atención en el terror y en aterrorizar al público. Esto se consigue en algunas de las escenas, que terminan resultando aterradoras e impactantes a pesar de utilizar tópicos y clichés del terror más comercial que hemos visto en los últimos años en la cartelera. Pasa por todos los lugares comunes del género, por lo que termina resultando típica en ciertos momentos.

El guion actualiza la historia, añadiendo elementos más modernos para sorprender al espectador. Sin embargo, estas actualizaciones no terminan de encajar en la trama de la película. Mientras que la novela original jugaba con la ambigüedad y la naturaleza de la historia y sus personajes, Otra vuelta de tuerca resulta confusa y muchas veces fuera de tono, haciendo que el espectador se pierda y no entre en la trama. Muchas veces le falta coherencia, tanto a la historia como a los personajes, llegando a un final cuyo único objetivo es sorprender y distanciarse de la obra original, pero que no ayuda a que la película sea mejor o menos confusa.

Floria Sigismundi salva los muebles todo lo que puede. La directora de The Runaways o series como El cuento de la criada o Daredevil muestra su talento en varias escenas, dejándonos ver su interés en la propia historia y su intención en realizar una gran película. Sigismundi hace lo que puede con un guion no tan perfecto y una trama con mucho potencial, pero que finalmente resulta fallida. Algunas de sus escenas resultan escalofriantes, sobre todo por cómo utiliza la cámara para crear planos interesantes y narrativamente potentes. Sin embargo, aspectos como el montaje o la música resultan típicos y torpes, haciendo que la historia pierda fuerza.

No todo es negativo en Otra vuelta de tuerca. La película, además de contar con una directora resolutiva y talentosa, también tiene un reparto que intenta salvar los muebles a pesar de no contar con personajes bien escritos. Primero, hay que destacar la buenísima interpretación de Mackenzie Davis, que hace (como siempre) un gran trabajo. Esta actriz canadiense sigue dándonos grandes interpretaciones, y eso es algo que hay que agradecerle. Por otro lado, Brooklyn Prince es solvente con un personaje bastante irritante, no como su compañero de reparto Finn Wolfhard, que no encuentra el tono de su personaje en ningún momento y nos deja la interpretación más insostenible de la cinta.

En conclusión, Otra vuelta de tuerca es un quiero y no puedo. Muchas cosas funcionan a su favor: una directora muy potente y talentosa, un reparto que (con sus más y sus menos) cumple, y una historia original redonda y tremendamente interesante. Sin embargo, el guion es el gran problema. Chad y Carey Hayes adaptan el libro de Henry James en un texto indefendible y sinsentido, con personajes nada perfilados y una historia más preocupada en aterrorizar al espectador que en introducir a este en la propia trama de la película. Mackenzie Davis es la MVP de una película que, tristemente, no cumple con las expectativas.