'Hijos del sol': Cuando el mayor tesoro es la educación

'Hijos del sol': Cuando el mayor tesoro es la educación

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Hijos del sol (Sun children) es la nueva película del único director de cine iraní candidato a los Oscar: Majid Majidi. Con una gran cantidad de premios y de largometrajes a sus espaldas, Majidi (El color del paraíso) nos trae este real y crudo cuento donde mezcla con maestría una mirada autoral para trasmitir un problema social que afecta a millones de niños en países como Irán.

Alí y sus amigos necesitan sobrevivir y, para ello, trabajan explotados en un taller o roban por encargo piezas de coches. En este contexto de necesidad, Alí recibe una oferta que les cambiará la vida: tienen que matricularse en un colegio, la Escuela del Sol, para conseguir desenterrar un tesoro.

El film muestra muy bien esa dinámica de estafadores y estafados, adultos y niños que se comportan, o incluso visten, como adultos, porque no han tenido otra salida que crecer a marchas forzadas, pero no dejan de ser niños, aunque desconfiados, también inocentes y soñadores. Hay quien quiere ser futbolista, a quien se le dan muy bien las matemáticas, quien simplemente quiere vivir en paz o quien tiene la ambición de hacerse con ese tentador, suculento, pero desconocido tesoro.

Aunque es un drama, contado de una manera liviana y con bastante luz, juega con pequeñas píldoras de comedia que rozan la ternura y te dejan un mensaje claro: la educación es el pilar para cualquier cambio social.

Sin duda, la historia no sería como es, ni habría recibido tal cantidad de premios como el Marcelo Mastroianni en el Festival de Venecia, sino fuera por el joven y espectacular actor Roohollah Zamani, nuestro Alí, que refleja perfectamente esa mirada desesperada, perdida y cándida, a la vez.

El reparto se ve completado con adultos de gran peso: Javad Ezati (Butterfly Stroke, Centipede), Ali Nassirian (Hezar Dastan, Jayeze) o Tannaz Tabatabayi (Sound and fury, Delighted).