‘La decisión (Blackbird)’: Melancolía artificial

‘La decisión (Blackbird)’: Melancolía artificial

2´5 Butacas sobre 5

A lo largo del año, siempre nos encontramos algún drama familiar en la cartelera. Ya sabéis, la típica película en la que se cuentan las desgracias y problemas de una buena familia, interpretada por un repartazo lleno de nombres potentes. Normalmente, estas cintas son melodramas, y eran muy populares durante los años 80 y 90. Películas como La fuerza del cariño, Gente corriente o Quédate a mi lado hicieron agotar los paquetes de Kleenex de todos los espectadores que fueron a la sala. Pues bien, ahora nos llega desde San Sebastián La decisión, y no, no se parece nada a las de los 80.

En La decisión, Roger Mitchell (conocido por ser el director de una de las comedias románticas más famosas y cursis de los 90 como es ‘Notting Hill’) nos plantea varios temas de severa crudeza, como la eutanasia, las relaciones familiares, el adulterio o la muerte, a través de las vidas de una familia blanca de clase alta. La matriarca (interpretada por Susan Sarandon), una mujer enferma de ELA que decide quitarse la vida para dejar de sufrir tendrá que lidiar con las reacciones de los diferentes miembros de su familia durante su último fin de semana con vida. ¿Lo oléis? Sí, es el dramón.

La película, como hemos comentado en el párrafo anterior, te pone varios temas sobre la mesa, algunos de ellos muy serios que no son nada fáciles de plasmar en una pantalla de cine. Y es justo en estas reflexiones donde encontramos el mayor fallo de toda la película: a pesar de todos los temas que plantea, ninguno de ellos consigue hacer reflexionar al espectador que está sentado en su butaca. La decisión pasa por encima de varios temas al mismo tiempo, de tremenda profundidad, sin parar a darle el tiempo necesario a cada uno de ellos, haciendo que la película se sienta tremendamente vacía. Más parece que Mitchell y el guionista de la cinta, Christian Torpe, han utilizado estos temas como meros puentes para llegar a una conclusión presuntamente emocionante.

El hecho de que estas reflexiones no calen en el espectador también hace que el drama se sienta tremendamente artificial. En ningún momento de la película te terminas de creer todo lo que está pasando, y ese supuesto drama que se encuentra en la película, en pocos momentos logra conmover al espectador. ¿Lo peor? Que tiene todos los elementos para conseguirlo. Tienes varias escenas que realmente consiguen emocionar al espectador, pero La decisión se acaba sintiendo como una oportunidad desaprovechada para contar una historia tremendamente emocional.

Pero la película de Roger Mitchell no solo tiene aspectos negativos. Uno de sus mayores puntos a favor es esa curiosa mezcla de seriedad, supuesto dramatismo y un humor que por momentos se vuelve tan negro que te hará reir a carcajadas. Esta bizarra mezcla hace de ‘La decisión’ una película entretenida que cuenta con un humor que está a la altura de una trama tan seria como esta.

Gran parte de la responsabilidad de que esta película cuente con una fusión tremendamente interesante de estos géneros es gracias a un, por momentos, brillante guion de Mitchell. Tal vez este texto no consiga emocionar o hacer reflexionar al público, pero tiene la capacidad de plantear varios géneros al mismo tiempo, creando escenas tan bonitas y bien creadas como esa maravillosa cena de la familia protagonista, que resulta tremendamente surrealista y divertida, al mismo tiempo que se pone sobre la mesa el buen melodrama.

Todo esto no podría mantenerse en pie si no fuese por un brillante reparto en el que unos miembros brillan más que otros. Susan Sarandon realiza un trabajo excepcional interpretando a la líder de esta curiosa y desestructurada familia (a pesar de que en ningún momento te llegas a creer que está verdaderamente enferma, problema de los encargados de maquillaje y peluquería, que no consiguen caracterizar a la actriz de la manera apropiada). Por otro lado, las dos hijas de la familia, interpretadas por Kate Winslet y Mia Wasikowska, consiguen otorgar a la película muchísima verdad, con dos interpretaciones comedidas y cargadas de emoción, que consiguen emocionar en una película tan lineal como empalagosa.

En conclusión, La decisión acaba sintiéndose más como una película fallida más que correcta, que sobrevuela sobre unos temas con los que se podría llegar a realizar una gran película de carácter social, y que termina convirtiéndose en un popurrí de reflexiones sin llegar a tocar al espectador con ninguna. A pesar de que la cinta no termine de emocionar, la película de Mitchell cuenta con un guion bastante conseguido en otros aspectos, que hacen de la cinta algo reseñable. Las interpretaciones de Sarandon, Winslet y Wasikowska elevan la película a otro nivel.