'Tenéis que venir a verla': una experiencia cinematográfica única

'Tenéis que venir a verla': una experiencia cinematográfica única

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Jonás Trueba vuelve a las grandes pantallas con Tenéis que venir a verla, película de tan solo 64 minutos de duración que, tal y como expresa su título, no os podéis perder.

Nos encontramos en Madrid, ciudad que ha retratado Trueba en obras anteriores como La virgen de agosto y/o Quién lo Impide, esta vez para centrarnos en el reencuentro de dos parejas de amigos que no se ven desde hace varios meses. Francesco Carril (La reconquista, Los ilusos, Exiliados románticos) e Irene Escolar (Dime quién soy, Un otoño sin Berlín, La corona partida) representan a una de las parejas, quienes se han mudado a las afueras de la ciudad y parecen estar encantados con este cambio. Por otro lado, Itsaso Arana (La virgen de agosto, Reyes de la noche, Diecisiete) y Vito Sanz (Las leyes de la termodinámica, Hacerse mayor y otros problemas, A este lado del mundo) dan vida a una pareja que decide quedarse en la ciudad, quizás más anclados a la rutina de siempre, manteniendo ese estilo de vida que empezaron hace años. Un día deciden ir a visitar el nuevo hogar de sus amigos, con el fin de entender este cambio de vida y saber qué es lo que hacen en el día a día.

Esta comedia dramática es, sin duda, un tipo de película que no se ha visto antes. No solo por su duración, la cual es sorprendente, sino asimismo por la forma de contar una historia tan real y costumbrista de una forma tan natural y cautivadora, que logra hacer partícipe al público de los diálogos y debates que mantienen los personajes. No podríamos explicar a la perfección qué esperar de esta experiencia cinematográfica ya que, como hemos mencionado antes, es una experiencia inusual que se aleja de todo lo conocido para mostrarnos un tipo de cine que podríamos haber pensado que no tiene cabida en la actualidad. En Tenéis que venir a verla encontramos unos personajes dubitativos y una trama incompleta, lo que permite crear un vínculo con la vida misma del espectador que, como cualquier otra persona, no tiene las cosas claras y decididas al cien por cien. Además, encontramos diálogos sobre libros de filosofía, sobre cuestiones trascendentales como el cambio climático, la globalización o el aborto; a la vez que partidos de ping pong, salidas al campo y preparaciones de comida.

Tenéis que venir a verla consigue transmitir una sensación de paz e intranquilidad a la vez, gracias en cierta medida a la contraposición de escenarios divertidos y conversaciones complejas y de espacios tan distintos como el centro de Madrid y las afueras. Los actores principales habían trabajado previamente con Jonás Trueba y mantienen con el mismo una relación de amistad y respeto que se percibe en el excelente trabajo que realizan en este largometraje. Jonás logra crear un tipo de cine tan cercano y especial por este motivo, ya que prioriza la comodidad del equipo y les permite participar en el proceso de creación de sus películas. Esto queda reflejado en Quién lo impide, anterior proyecto por el que obtuvo el Goya 2022 a mejor documental, donde su relación con los jóvenes protagonistas fue un elemento clave para proyectar un imaginario creativo y realista, sin caer en estereotipos ni difundir una verdad absoluta sobre el perfil de estas generaciones.

El cine de Trueba es cercano, concreto, original y rebosante de emociones que atraviesan al espectador, haciendo de esta experiencia una experiencia única.

Así que, si estás leyendo esta crítica porque deseas ver una película que te atrape, que genere conflictos y conversaciones, que quieras recomendar a familiares, amigos e incluso vecinos, no dudes en comprar entradas para este largometraje. Desde Butaca y Butacón recomendamos esta película que, sin duda, tenéis que ir a ver.