'Mi nombre es Alfred Hitchcock': Una carta de amor al maestro del suspense

'Mi nombre es Alfred Hitchcock': Una carta de amor al maestro del suspense

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Cuando se habla de buenos directores de cine que marcaron la historia del séptimo arte, es imposible no poner sobre la mesa a nombres como Akira Kurosawa, Agnès Varda, Orson Welles, Stanley Kubrick o Alfred Hitchcock, el protagonista y narrador del último documental escrito y dirigido por el británico Mark Cousins.

            Algo que desde los primeros minutos te darás cuenta, es que no es el típico documental de historia del cine donde se ven pasajes de las películas del director, que si bien, esto sucede para ejemplificar el profundo análisis, no es el objetivo, de hecho, tiene un aire de frescura, sobre todo en la edición, acercándose más a un ensayo cinematográfico, por lo que, si eres fan del director, o del cine, te recomiendo que lleves una libreta para anotar.

            El hilo narrativo de esta historia son las temáticas narrativas que Hitchcock retomaba una y otra vez en sus películas, el escape, el deseo, y unas cuantas otras que deberás de descubrir para no quemarte la sorpresa. Hablando de la narrativa, quien narra la historia es el mismísimo Alfred, con la voz calcada del actor Alistair McGowan, sientes que estás en una conversación cara a cara con uno de los mejores directores de la historia.

            Otro acierto es que podrás ver en pantalla grande fragmentos de películas tan icónicas e importantes, que hasta la fecha siguen inspirando a los cineastas, como “Vértigo”, “Psicosis”, “La soga”, “Los pájaros” o “La ventana indiscreta”, y al mismo tiempo son profundamente analizadas a nivel narrativo y emocional por Hitchcock, en donde nos explica las razones por las que implementaba detalles tan pequeños e insignificantes ante la vista pero que inconscientemente al espectador le causaba el efecto que tanto él quería.

            Para recalcar lo que Hitchcock quería representar en su narrativa, Cousins intercala imágenes grabadas específicamente para el documental, no obstante, llega a ser repetitivo y cansado porque el archivo ya es lo suficientemente bueno para entender su punto.

            Algo característico de los documentales son las entrevistas, en este caso, como solo existe la figura del narrador, lo que hace Cousins es interesante, al poner una imagen fija de Alfred, pero con una edición particular al hacer que en el reflejo de sus ojos haya movimiento, alguien pasando, una puerta abriéndose, detalles que recuerdan al maestro del suspense.

            “Mi nombre es Alfred Hitchcock” es un documental cautivador y refrescante que rinde un emotivo y brillante homenaje a la genialidad de Alfred Hitchcock, dejándonos con una profunda apreciación por su legado en la historia del séptimo arte y su eterno impacto en la cinematografía contemporánea.