'Parenostre': Pou busca el retrato privado de Jordi Pujol

'Parenostre': Pou busca el retrato privado de Jordi Pujol

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Los thrillers políticos no están exentos de complicaciones; hay que moverse con cuidado para no caer en la condescendencia o en la parodia. No ofender o no mojarse no es una opción, como bien nos enseñó Sorogoyen con “El reino”. La cosa se complica aún más cuando los hechos se inspiran en acontecimientos reales, como es el caso de Parenostre. La película aborda la biografía de Jordi Pujol, presidente de la Generalitat entre 1980 y 2003, y cómo estalló el escándalo que no solo puso a su familia en jaque, sino también a todos sus votantes. Pujol había sido una figura clave en la Transición: un personaje público admirado por todos, que terminó convertido en un paria por sus delitos fiscales, por los cuales, a día de hoy, aún está pendiente de juicio.

La historia de Cataluña es un tema candente, y todo lo sucedido con los Pujol sigue teniendo ecos en la actualidad. Si el espectador se acerca a este tipo de relato, es porque sabe lo que va a ver. Por lo tanto, no se le puede considerar una propuesta deshonesta, pero es cierto que, como sucedió con Marco, en este caso la mirada del realizador intenta no cargar las tintas contra su protagonista, llegando incluso a generar cierta empatía y lástima por un hombre acorralado que decide sacrificarse por el bien de su familia.

Josep Maria Pou es un actor extraordinario; siempre se merece más tiempo en pantalla y más proyectos en cine. Es un hombre de teatro, old school, y su elección para el papel nos presenta a un Pujol alejado de los focos, hierático y sin mucho parecido físico con el personaje real. Sin embargo, eso importa poco cuando la cámara lo enfoca: realiza un gran trabajo, sosteniendo la película en todo momento y adueñándose de cada escena en la que aparece.

Aun así, Pou no está solo, sino rodeado de un sólido cast de secundarios que interpretan a su círculo más cercano. Destacan las apariciones especiales de Antonio Dechent, Sílvia Abril y Alberto San Juan, quienes dan vida a personajes muy relevantes de la política y social española.

La película está dirigida por Manuel Huerga, cuya anterior obra fue Salvador (Puig Antich), una historia con ciertos paralelismos temáticos y críticos con Parenostre. La dirección de Huerga es de alto nivel: ofrece una factura de clase A, con un uso muy cuidado del claroscuro, primeros planos ajustadísimos y una paleta de colores fríos que encajan perfectamente con los sentimientos que transmite la caída en desgracia de Pujol. Además, emplea recursos visuales muy interesantes, perfectamente integrados con los efectos especiales y un montaje que despieza de forma eficaz la vida del presidente.

Para sacar unas breves conclusiones, el filme es un recorrido por la historia reciente de España, unos hechos que comienzan siendo muy intensos y trepidantes, pero que aflojan en su tercio final, convirtiéndose en el viaje hacia la introspección, de Pujol el político al padre de familia. Puede que le falte garra a pesar de su corta duración, pero son retratos de figuras tan relevantes de nuestro país que, para lo bueno y para lo malo, se merecen tener visibilidad.