'The Gentlemen': un regreso por todo lo alto

'The Gentlemen': un regreso por todo lo alto

4 Butacas de 5

Ante todo, The Gentlemen supone una excelente noticia para los fans de Guy Ritchie. Y es que el director de Lock & Stock (1998), Snatch (2000) o RocknRolla (2008) ha vuelto a sus raíces tras más de una década insuflándole su personalidad a proyectos ajenos con mayor (Sherlock Holmes y The man from U.N.C.LE.) o menor fortuna (El Rey Arturo y Aladdín). Por desgracia, este regreso también conlleva una mala noticia. Resulta que desde que se estrenó Snatch han pasado ya veinte años, pero Ritchie actúa como si existiese una continuidad espiritual entre The Gentlemen y sus primeras obras que de algún modo ningunea toda su trayectoria como director. O dicho de otro modo: The Gentlemen habría sido un bombazo en el año 2000, pero a estas alturas es una regresión que deja un gusto agridulce a poco que uno se pare a pensar en ello.

¿La solución? Pues no pararse a pensar y dejarse llevar por la propuesta. En cualquier caso, los motivos para estar satisfechos con el resultado son bastante más numerosos que la lista de cosas que podrían haber sido y nunca fueron. Destaca en primer lugar un reparto de lujo en el que se juntan Matthew McConaughey, Charlie Hunnam, Michelle Dockery, Colin Farrell y Hugh Grant. Todos ellos desprenden la sensación de estar pasándoselo en grande, pero son los dos últimos los que brillan más gracias a unos personajes que roban la pantalla cada vez que aparecen.

Ese es el gran mérito de The Gentlemen: que no le acompleja ser divertida ni aun cuando coquetea con el absurdo. Los diálogos dan siempre en la diana, y el estilo característico de Ritchie (con ese montaje fracturado reconocible para cualquiera que haya visto alguna de sus películas) confiere a la trama un dinamismo aún mayor. En condiciones normales, subrayaría que el tercer acto se resiente demasiado por querer acoplar un giro argumental tras otro en lo que solo puedo describir como una especie de carrera armamentística contra sí mismo. Aquí, sin embargo, es inútil hacer este reproche. La película es tan consciente de sí misma (de su falta de profundidad, de su reciclaje de materiales…) que hasta lo que debería ser un fallo se vuelve genial.

Ayuda, claro, el humor tan meta que caracteriza el film desde el primer minuto: dado que Fletcher (el personaje de Hugh Grant) narra los acontecimientos como si de un guion de cine se tratara, Ritchie no se corta a la hora de jugar con la cuarta pared para congelar la imagen, jugar con el ratio de aspecto de la pantalla o introducir mapas animados. Todos estos gags son un recordatorio constante de la naturaleza gamberra y lúdica de la cinta, dando como resultado que, a poco que entre en la propuesta, uno solo quiera pasarlo todo por alto y disfrutar a lo loco.

¿He dicho ya lo divertidísima que es? En fin. El caso es que si te gustó Snatch o te atraen mínimamente las comedias de gánsteres, te encantará The Gentlemen. Puede que Ritchie siga su propia receta demasiado al pie de la letra, pero si la receta es tan buena… ¿a quién le importa?