'El robo del siglo': una inverosímil crónica real

'El robo del siglo': una inverosímil crónica real

3´5 Butacas de 5

La nueva película de Ariel Winograd adapta a la gran pantalla uno de los golpes más audaces de la historia del continente sudamericano: el célebre atraco al Banco Río de 2006, en el que seis ladrones armados con armas de juguete tomaron 23 rehenes y se llevaron 15 millones de dólares de las cajas. La realidad, suele decirse, supera a la ficción, y lo cierto es que los dos primeros actos del film (correspondientes a la organización del robo y su ejecución) confirman este extremo por medio de un espectáculo sorprendentemente fiel a las crónicas periodísticas.

Ni siquiera los esperables clichés del género son capaces de aguar la fiesta: Winograd combina el dinamismo de las películas estadounidenses con un característico humor argentino que convierte la película en un despliegue de diversión. Además, su inspirado elenco (capitaneado por Guillermo Francella y Diego Peretti) cumple con creces. Obras de este tipo suelen caer en la tentación de recurrir a tópicos para caracterizar a los miembros de la banda, pero en El robo del siglo se recrea en pequeños detalles que dotan a todos ellos de una gran individualidad.

Sin embargo, la cinta tiene gran un problema, y es precisamente su empeño por ceñirse a los acontecimientos históricos. Una vez consumado el atraco, la última parte consiste en una exposición del destino de los ladrones que resulta del todo anticlimática. Después de habernos dejado llevar por la desenfadada y ágil propuesta de Winograd durante una deliciosa hora y media, tener que cambiar por completo de registro otros treinta minutos resulta insostenible desde el punto de vista narrativo. Si lo que se pretendía era ahorrarle al espectador la visita a Wikipedia, habría bastado con introducir algún rótulo explicativo con los créditos finales; en su lugar, este final en diferido deja un evitable sabor agridulce que desmerece el resultado.

En definitiva, El robo del siglo es un estupendo pasatiempo veraniego que hará las delicias de cualquiera que busque una película de atracos amena y divertida. Tal y como está 2020, eso sí, tan solo esperamos que el argumento no le dé ideas a nadie.