'The Vigil': Un meritorio intento de refrescar el género

'The Vigil': Un meritorio intento de refrescar el género

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Keith Thomas debuta como director de largometrajes con The Vigil, una película de terror que nos traslada al poco explorado mundo de la mitología judía. El protagonista, Yakov, es un judío ortodoxo que ha decidido alejarse de su fe tras vivir un suceso traumático, pero que se ve obligado a reconectar con su antigua comunidad cuando la falta de dinero le lleva a aceptar un trabajo como shomer. ¿Y qué es un shomer? Pues ni más ni menos que el encargado de velar el cuerpo de los difuntos hasta el momento del entierro para así dar consuelo a su espíritu… y, aparentemente, evitar que este sea atacado por presencias malignas.

En un género acostumbrado a lidiar contra demonios mediante crucifijos y biblias, la premisa de The Vigil supone un soplo de aire fresco que se ve refrendado por sus fantásticos primeros minutos. Y es que, como no podía ser de otro modo, lo que prometía ser una noche tranquila para el escéptico Yakov acabará convirtiéndose en una pesadilla, pero el ritmo sosegado y la narración introspectiva de la cinta (centrada en explorar la crisis vital del protagonista) son un logro rara vez alcanzado por producciones de este tipo.

Por desgracia, la sensación final es que la historia no daba para más que un cortometraje. Hacia el segundo acto, una vez desaparecida la tensión de las primeras horas y comprobado que en la casa se esconde algo sobrenatural, cada nueva aparición del espíritu parece reiterativa y previsible. Es, para bien y para mal, una obra típica de Blumhouse, sin mayor espacio para la sorpresa que su magnífica premisa.

Esto no significa que The Vigil sea una mala película, ni mucho menos: quien busque evadirse con un producto cargado de jumpscares y presencias que espían desde la oscuridad, puede darse por contento. Y quien en cambio esté cansado de ver a los mismos monstruos de siempre en la gran pantalla, encontrará muy refrescante la ambientación de la propuesta de Thomas. Tan solo es una lástima que no sea capaz de mantener el nivel de una primera parte que apuntaba a algo mucho más interesante.