'Y llovieron pájaros': “Parece un mundo que se diluye”

'Y llovieron pájaros': “Parece un mundo que se diluye”

3´5 Butacas de 5

Los bosques tienen muchas cosas: ecos de vidas pasadas conviven con bocetos de las nuevas en un ecosistema cuyo equilibrio es inalterable y el ciclo vital continúa, a su propio ritmo, sin necesidad de contar con el exterior.

En su último estreno, Louise Archambault (Gabrielle, Merci pour tout) ha decidido comunicarnos una historia, en la que el paso del tiempo parece detenerse y nos ayuda a replantearnos los placeres de la vida. Siendo una adaptación de la novela homónima de Jocelyn Saucier (House of sighs: a novel), Y llovieron pájaros nos traslada a un bosque de Canadá, donde tres personas mayores buscan vivir sus últimos años como ellos decidan.

La muerte de un personaje a raíz de la cual nacerá la trama, une a los tres protagonistas en un escenario rodeado de libertad y de la esperanza de tranquilidad. Andrée Lachapelle (La Pasión de Augustine, Route 132), Gilbert Sicotte (Identity, Merci pour tout) y Rémy Girard (La caída del imperio americano, Le club Vinland) dan vida a estos personajes.

La historia está escrita en torno a términos antagónicos a la par que complementarios: muerte y vida. Con la llegada de una fotógrafa interpretada por Ève Landry (Épidémie, ¿Me oyes?), estos conceptos y la opinión de los protagonistas sobre ellos, se va a acentuar de manera que se crea una telaraña de emociones cuidadosamente elaborada que llega hasta el espectador. Ambiente en el que, además, las palabras sobran; aunque a veces podamos perdernos brevemente, la narración en seguida lo soluciona meciéndonos como si fuera un cuento, ayudándonos a entender ese lenguaje propio que se desarrolla en la pantalla.

Una composición pictórica que hace pensar en los documentales sobre naturaleza, con un color apagado nos recuerda constantemente que estamos en un mundo íntimo. Mundo al que conseguimos entrar gracias a un manejo envolvente tanto de lo técnico como de lo artístico.

Me gustaría destacar, además, un uso más que acertado de la música diegética, en la que vemos distintas personalidades y cómo dialogan entre sí. Unas piezas musicales con las que podemos vislumbrar un rincón de cada personaje, facilitando la empatía que generan en los espectadores y amplificándola. Aunque a veces dé la sensación de no tener una buena transición, se suaviza debido a la pieza musical pertinente. 

Una historia de anhelo que se resguarda de la vida exterior, de amor que da esperanza y de compañerismo que sostiene a las personas. Si bien sigue un ritmo muy personal, podemos pensar que es porque la propia película se ha acompasado a sus personajes, consiguiendo un conjunto, como el ecosistema que se nos construye, equilibrado.