'Una joven prometedora': Lecciones sobre el consentimiento

'Una joven prometedora': Lecciones sobre el consentimiento

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Hay situaciones en la vida que nos marcan para bien o para mal. A veces esas situaciones, hechos o capítulos nos persiguen, susurrando al oído para que no los olvidemos. Alrededor de esta idea Emerald Fennel (directora y guionista) nos construye, en su primer largometraje, la historia de una joven, nominado en 5 de las categorías de los Óscar 2021 (mejor película, mejor dirección, mejor actriz, mejor guion original, mejor montaje).

Protagonista interpretada por Carey Mulligan (Sufragistas, An Education) cuya actuación brilla y emana la decisión y seguridad del personaje de Cassie, camarera de día y de noche…sorpresa. Nos encontramos ante un largometraje con un tema principal que pone de manifiesto la vigente desigualdad hacia la mujer y el acoso del que es objeto en muchas ocasiones tristemente. Pero el tratamiento narrativo hace que la película destaque entre otras de temática similar.

No sabemos hasta avanzada la historia las motivaciones originales de las acciones de la protagonista, aunque sí podemos intuirlas; Fennel ha preferido ir mostrando el día a día de esta mujer para situarnos en una posición muy concreta y lógica a los espectadores, pero a la vez con un ritmo que atrae irremediablemente hacia puntos de giro impactantes a la par que intensos mediante los cuales se va fortaleciendo el lazo de complicidad con Cassie (Carey Mulligan). En otras palabras, no podemos evitar, al menos personalmente, darle la razón e incluso apoyar sus acciones dado la naturaleza de las mismas.

Tema trabajado desde la idea de la comprensión en la recepción entre los destinatarios del relato de una manera cercana, clara y directa, sin maquillar la realidad que se da a nuestro alrededor. Hay que destacar las perspectivas narrativas que en todo momento se esclarecen, magistralmente trabajadas y mostrando distintas visiones posibles para acercarnos a unas vivencias pasadas de los personajes. Esto ocurre a la vez que se nos dice: “esto es lo que es, no hay edulcorante posible y eso no va a cambiar” denunciando cómo la sociedad trata en muchas ocasiones el abuso y a las personas envueltas en él.

Además, podemos hablar de una banda sonora principalmente conformada por canciones de la cultura popular bastante conocidas, especialmente escogidas para cada momento de la película, dándoles un significado totalmente modificado por el contexto. Efectos sonoros dignos de mención que acentúan especialmente la intensidad de cada secuencia o detalle que va a ser determinante para la trama y dan pie a un avance del personaje interpretado por Mulligan.

Podríamos hablar de una notable coordinación y dirección de todos los departamentos, aún siendo novel, que conforman el largometraje para poder transmitir el mensaje que busca, siendo la mejor forma de comprenderlo, viendo la película. La intensidad de la construcción narrativa acoge un tema espantoso sin mostrar de forma explícita (o no del todo) pero sin faltar a la “realidad” y a sus consecuencias; dejando claros conceptos que deberían ser básicos en la sociedad y los cuales se continúan denunciando.