'Boda sin Fin': amor en bucle

'Boda sin Fin': amor en bucle

3 Butacas de 5

La comedia romántica, por norma general, tiende a ofrecernos relatos con un sabor dulce, cómico, con unas guindas dramáticas, pero con un final en el que las perdices podrían cambiarse por croquetas o salchichas alemanas. Es precisamente de Alemania del país que procede Boda sin Fin, una divertida comedia romántica para quienes busquen algo original en tiempos de evasión.

La película, además de mezclar en una coctelera ingredientes vistos en otros largometrajes del género, aprovecha la ocasión para añadirle un punto de ciencia ficción a lo ‘Atrapado en el tiempo’. El film narra como la vida de Zazie se desmorona desde que era niña en lo concerniente al romanticismo. Ella sueña con conocer a su príncipe azul hasta que descubre que los cuentos familiares no acaban igual que en aquellos relatos que su madre le contaba. Tras la separación de sus padres, deja de creer en el amor, encontrando el consuelo en la amistad con sus amigos, Patrick y Anton.

Nuestra protagonista convive con ambos en un piso y son incapaces de tener una relación con cualquier otra persona. Todo cambia cuando Philipp, el mejor amigo de Zazie desde la infancia, le envía una invitación a su boda. Tras descubrir que la boda de Philipp está planeada para el día siguiente y que quiere casarse con la engreída y viciosa Franziska, Zazie decide hacer todo lo posible para salvarlo antes de cometer el mayor error de su vida. Hasta aquí todo suena demasiado clásico, pero ocurre que la historia nos sorprende con un giro fantástico en el que el día de la boda se repite.

Efectivamente, te estás acordando ahora mismo de ¡Atrapado en el Tiempo¡, aquella comedia de Bill Murray o… ¿por qué no? Aquella versión de terror adolescente de ‘Feliz día de tu muerte’, solo que esta vez hablamos de una comedia romántica más parecida con ‘Love Actually‘, ‘Solo Amigos‘ o ‘La Boda de mi mejor amigo‘.

La película no desentona en ningún momento, es más, nos regala algunos momentos divertidos y de buen gusto, además de ofrecernos un largometraje bien ejecutado y en el que Maggie Peren, directora de la película, homenajea a toda una serie de películas que hemos visto haciéndonos mucho más agradable el visionado. Se agradece también que la banda sonora esté compuesta por temas clásicos del género que harán que más de uno se arranque a cantar.

Boda sin fin es un film edulcorado, agradable, con momentos realmente divertidos y que no desentonan en absoluto con quienes busquen una película de evasión, con ingredientes clásicos del género y en la que la moraleja nos dejará con una sonrisa de oreja a oreja.