'Monstruo': las garras de los prejuicios

'Monstruo': las garras de los prejuicios

3´5 Butacas de 5

No pasa una semana en la que veamos en los telediarios la muerte de algún joven negro, latino o de otra raza en los Estados Unidos. Lo peor, a manos de la policía, que están para proporcionar seguridad a los ciudadanos y que vemos sin impunidad como acaban con la vida de algunos sospechosos incluso cuando demuestran rendición.

Todos quedamos conmovidos con la muerte de George Floyd y el posterior movimiento Black Lives Matter, sin duda un acto en el que la ciudadanía salió a defender los derechos raciales ante la impunidad de las fuerzas de la ley.

Los prejuicios son uno de los mayores problemas conductuales que tenemos. Ya sean económicos, sociales, raciales, nuestra mente por desgracia sigue discriminando entre blanco o negro aquello que no nos gusta y ejecutando actos de discriminación. Una actitud que nos convierte en monstruos y que somos capaces de pintar crueldad y violencia en cualquier persona sin que se demuestre lo contrario.

Monstruo’ no es una película más sobre los prejuicios. La nueva película de Netflix, dirigida por Anthony Mandler, llega a la plataforma después de tres años. Ideada en 2018, ha estado en un cajón tres años hasta ahora. El reparto está formado por Kelvin Harrison Jr. (Steve Harmon), Jeffrey Wright (Mr. Harmon), Jennifer Hudson (Mrs. Harmon), Tim Blake Nelson o John David Washington entre otros. Una historia sencilla, que no necesita de grandes alardes para narrarnos la historia de Steve Harmon (Kelvin Harrison, Jr.), un estudiante sobresaliente de 17 años cuyo mundo se desmorona cuando es acusado de homicidio. La película muestra cómo cambia radicalmente de este estudiante de cine inteligente y agradable, procedente de Harlem y matriculado en un instituto de élite, con una compleja batalla legal que podría acabar con su encarcelamiento de por vida.

A pesar de encontrarnos ante una película de procesos judiciales, no se hace en ningún momento tediosa ni llena de clichés, ya que el film nos cuenta en primera persona el sentir de un protagonista, a través de un actor que está espléndido y llamado a ser uno de los jóvenes a tener en cuenta en el futuro de Hollywood. Los sueños de Steve, sus esperanzas, descubrir el amor y como un contexto de bandas puede influir en la opinión de una sociedad además de cavar un hoyo en la vida del joven.

No deja de lado ninguno de los aspectos más detonantes de los prejuicios raciales. Desde la actitud policial, la vida en la cárcel e incluso el propio juicio, todo en la película está ejecutado con mucha calidad.

Los secundarios son meramente testimoniales, pero aportan una carga necesaria, emocional y de apoyo en la película aportando la calidad necesaria a un film que sorprende por su naturalidad y sencillez. Desde la situación de los padres que ven como su hijo es acusado, el papel de los profesores e incluso las bandas de chicos sin recursos que caen en la violencia ante la falta de otros valores.

Bien dirigida, con tintes de cine independiente, es una historia que no cae en ningún momento en el espectáculo, demostrando únicamente el alma humana con sus pros y contras ante los prejuicios.