'En un lugar salvaje': A la deriva

'En un lugar salvaje': A la deriva

3 Butacas de 5

Quizás a cada uno le toque lo suyo, pero la naturaleza en el cine ha actuado de denominador común en múltiples ocasiones como catalizador para hacer frente a la realidad. Quizás incluso ignorarla. Ya en los años 70 Jeremiah Johnson huía hacia las Montañas Rocosas hastiado de la civilización, así como Cheryl Strayed en Wild (Jean-Marc Vallée, 2014) o Christopher McCandless en la excelente Hacia rutas salvajes (Sean Penn, 2007). Incluso Fern en la recientemente multipremiada Nomadland.

Robin Wright debuta en el largometraje con En un lugar salvaje (Land) recogiendo el testigo estos personajes y, a su manera, siendo diferente a todos ellos. La cinta de Wright, que ya estuvo a cargo de varios episodios de House of Cards, quiere hablar de la conexión entre el individuo y lo que le rodea, pero carece de la profundidad de la búsqueda del sentido de la vida que trazó Penn. Afortunadamente, tampoco busca el intimismo machacón de la última ganadora del Óscar, optando por una dirección sobria y solvente.

En Un lugar salvaje Edee, su protagonista, decide exiliarse a las Montañas Rocosas sin dejar perfectamente claro, ni a sí misma ni al espectador, el motivo que la lleva a ello. Da el salto a la vida salvaje sin saber nada de ella. Naturalmente, se deja intuir que la vida ha machacado en exceso a esa mujer de mediana edad que, a fin de cuentas, busca sobrellevar la vida de la mejor manera posible, quedándose a la deriva en un océano de incertidumbre. De este modo, la devastación interior choca con la tranquilidad del entorno que la rodea.

Poseedora de grandes virtudes, como una hermosa fotografía o una impecable interpretación de su protagonista (también Wright), Land intenta hacer un retrato de la pérdida -familiar y, por ende, de ilusión- en el que la supervivencia emocional toma prioridad sobre la física. Sin embargo, ni en el tramo de supervivencia ni en el más dramático hay nada que no parezca a ya visto; no se vislumbra nada radical y nuevo.

Los guionistas esbozan una línea de trazo gordo en la que se repasan los puntos más convencionales del melodrama corriente y la dirección de la debutante tampoco termina de estar completamente pulida, intercalando repetitivos flashbacks que resultan toscos en una trama de apariencia fina y delicada. Quizás precisamente por ello la cinta carece del suficiente peso como para dejar huella, para emocionar cuando se ve que se esfuerza en ello sin conseguirlo o para dejar una reflexión en el espectador tras los títulos de crédito…

En conclusión, Un lugar salvaje irradia belleza en el envoltorio (como no iba a ser así rodeando a la protagonista de esos bellos paisajes), pero el contenido queda a medio gas, resultando una cinta entretenida, pero carente de la trascendencia de los temas que pretende representar.