'Solo una vez': Ni la mínima de las violencias se puede tolerar

'Solo una vez': Ni la mínima de las violencias se puede tolerar

3´5 Butacas de 5

El próximo 11 de junio se estrena Solo una vez, adaptación de la obra de teatro homónima de la conocida dramaturga Marta Buchaca, que firma tanto el libreto como su versión audiovisual, volviendo a las pantallas de cine después de Litus, bajo la dirección de Dani de la Orden.

Protagonizada por Ariadna Gil, Álex García y Silvia Alonso, se trata de la ópera prima del director y productor tinerfeño Guillermo Ríos Bordón. Solo una vez nos muestra a Laura (Ariadna Gil), una psicóloga del servicio de atención a las mujeres que sufren violencia de género. Hace unas semanas que es acosada por el marido de una de sus pacientes. En esta situación, debe tratar una pareja que nunca ha puesto los pies en un centro de este tipo: Eva (Silvia Alonso) y Pablo (Álex García). Por una serie de malentendidos él ha recibido una denuncia, pero afirma con contundencia no ser ningún maltratador.

A priori puede parecer otra película más de violencia doméstica, violencia de género, violencia machista o maltrato, dicho burdamente, pero eso sería frivolizar y reducir a lo absurdo un trabajo de análisis profundo de los perfiles y no perfiles de las víctimas y los victimarios, de las maltratadas y los maltratados, intentando así romper patrones y clichés. Además, da voz a una psicóloga y su punto de vista o forma de realizar en su trabajo, un diferencial pocas veces visto en películas con tramas semejantes.

La película fue rodada en las Islas Canarias, pero no es un detalle importante, pues estas historias son universales y se pueden emplazar en cualquier sitio, siendo todas intolerables y horribles. La acción no sale de un único espacio, enorme: unas oficinas públicas de hormigón y cristal, mezclando la parte más dura y la más frágil, con espacios medio luminosos y diáfanos. Un lugar para sentirse seguro que muchas veces no puede cumplir con su propósito, ya sea por las circunstancias o por el propio sistema.

Sin duda, es una película muy teatral que funciona y con un ritmo ligero para sustentarse solamente en diálogos, no es una película de grandes acciones, pero sí de grandes temas. Las conversaciones entre personajes y los asuntos que tratan me parecen realmente atractivos, al igual que la interpretación y el mismo Álex García, que nos deja frases tan interesantes como escribir por venganza es un motor potente. Todos los intérpretes están efervescentes, aunque, personalmente, resaltaría un elegante Álex García que, con mucho valor y respeto, representa la parte más inhumana y brutal del conflicto.