'Queridos Camaradas': la crudeza de la obediencia al sistema

'Queridos Camaradas': la crudeza de la obediencia al sistema

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El comunismo ha levantado pasiones en muchos sectores. Rusia, ha vivido durante muchos años un sistema en el que la igualdad estaba por encima de cualquier derecho. Esto fue chocando posteriormente con quienes estaban en el poder, que cuando veían que alguien se rebelaba contra el sistema al sentir pisoteados sus derechos, el fervor y la pasión por los ideales cegaba la lucha por la justicia social.

Andrei Konchalovsky estrena por fin en las carteleras españolas ‘Queridos Camaradas’, un excelente largometraje que no solo profundiza en uno de los capítulos de la Rusia de 1962, sino que invita a la reflexión sobre la fidelidad a los ideales por encima de cualquier cosa. Contextualizada en la Unión Soviética de 1962, Lyudmila Syomina es miembro del partido comunista local. Fiel devota del régimen comunista y de Stalin, defiende los ideales del comunismo despreciando cualquier tipo de resistencia a ello y las disidencias que existen. Tras una huelga laboral en una fábrica de motores, ve como el ejército, comandado por el gobierno decide disparar a los protestantes cometiendo una masacre. Un hecho que hará que la protagonista recapacite, tratando de quitarse el velo que tapa sus ojos y cambiando la percepción de las cosas.

No solamente estamos ante una película que bebe del drama de los hechos históricos. El director nos presenta un relato en el que las heridas del sistema junto a la búsqueda de la hija desaparecida de la protagonista en mitad del caos, no sumergen en una historia de angustia ejecutada de manera sobresaliente.

Rodada en blanco y negro, el film respira el aroma de una época en la que no todo era perfecto. Todo sistema político, sea el que sea, tiene tus taras, demostrando la película en todo momento, la furia, el terror, la angustia y los claroscuros de la vida. El largometraje cuida en todos los aspectos la fotografía y construcción de los planos, mostrando seriedad y un exquisito arte además de incluir la ironía en muchas de sus escenas. Es evidente que el mordisco mordaz no solamente se lo llevaban los fieles adeptos al sistema sino también los burócratas y militares que idolatraban una política que también dañaba a los más débiles.

Queridos Camaradas’ es un ejemplo exquisito de la elegancia del cine, un retrato sobrio, serio y realmente honesto. Quizás pueda incomodar en muchos aspectos, pero la batuta de su director junto a la excelente Yuliya Vysotskaya hacen del largometraje una oda al cine más brillante.