'So long, my son': Acciones inspiradas en la culpa

'So long, my son': Acciones inspiradas en la culpa

4 Butacas sobre 5

Probad a montar un puzzle sin ver la imagen final, la sensación es bastante parecida (hasta cierto punto) con la nueva película del director Wang Xiaoshuai (Chinese Portrait, Wo 11). Una historia en la que la culpa, los remordimientos y una presencia constante del pasado crean una atmósfera de expectación sosegada, en la que los espectadores se refugiarán para mantener la atención en la película.

No es la primera vez que el realizador recrea la situación de la China oprimida de los 70, solo que esta vez la emplea para tratar la natalidad y la infancia, cómo incluso estas se ven ahogadas bajo el gobierno; lo que supone realmente un paralelismo en esa niñez que se ve adulterada y controlada como no debiera. Otro de los temas de la película.

No sabría cómo definir el ritmo del metraje, si bien se hace muy lenta en ocasiones, te ayuda el hecho de que tengas que andar pensando en qué época/año de la historia de los personajes que la viven, hasta el punto de dudar si es un flashback o no (pero yo confío en vosotros). Realmente, juega al despiste, pero te impacta más lo que ocurre gracias al hecho de tener que ir reconstruyendo; sobretodo si poco a poco te van dejando el caminito para que abras los ojos (desmesuradamente o no, eso ya cada cual). Cuenta además, con la baza de sorpresas finales que te dejan un poco en stand-by; lo que tiene coger una historia y moldearla.

El caso es que este ritmo y esquemas tan peculiares no van solos, sino de la mano de las interpretaciones de Mei Yong (The Assassin, Mi Guo) y Wang Jingchun (Las flores de la guerra, Sombra) que ya vieron galardones en el pasado Festival de cine de Berlinale; junto con una imagen que a cada momento sabe mimetizarse a la perfección con el momento dramático en cuestión.

Si bien puede ser una película un tanto difícil de aguantar por determinado tipo de público, e incluso más de los que querrían reconocerlo les costaría, yo diría que se le diera confianza. Al fin y al cabo, dejando a un lado la forma y el estilo, no deja de ser una historia humana que refleja verdades de una sociedad y toma de decisiones bajo la influencia de sentimientos que todos nosotros guardamos.