'Titane': El examen más crudo sobre el género

'Titane': El examen más crudo sobre el género

4’5 Butacas de 5

Julia Ducournau es una mujer particular. Realizó su entrada triunfal en la industria con su ópera prima, Crudo, con la que consiguió ganarse el favor de crítica y público. Y eso que Crudo no era una obra fácil. Ese estudio sobre la madurez, la búsqueda de nuestra propia identidad y la adolescencia no estaba hecho para los estómagos más sensibles. Aun así, todavía podía dejar lugar a espectadores casuales con ganas de gore y sangre. Ahora Ducournau ha vuelto a la carga, y esta vez está decidida a darlo todo. La francesa se ha hecho con la Palma de Oro del Festival de Cannes gracias a Titane, una película que, efectivamente, no dejará a nadie indiferente.

Titane nos cuenta la historia de Alexia, una joven que trabaja como bailarina en una conocida exposición de coches. Sin embargo, esta chica no es como otra cualquiera. Siendo muy joven tuvo un accidente de coche, un hecho que cambió su personalidad y su vida para siempre. La trama de esta joven colisiona con la de Vincent, un hombre cuyo hijo desapareció hace más de diez años. Y hasta aquí podemos explicar, porque Titane es ante todo una experiencia, y hay que verla lo más virgen posible.

Se pueden decir muchas cosas de Titane, tanto negativas como positivas. Sin embargo, hay un hecho que es indudable: es una experiencia única. Un viaje a los infiernos tenebroso, oscuro, retorcido, que no duda en sobrepasar los límites para incomodar al espectador. Si no disfrutaste de la violencia y la perturbación de Crudo, está claro que esta no es tu película. ¿Lo mejor? Que estas imágenes tan potentes tienen mucho significado detrás. No es violencia gratuita, sino que contiene una interesantísima reflexión sobre la identidad, la familia y nuestro lugar en el mundo.

A partir de esta reflexión se podría llegar a pensar que esta nueva película tiene mucho que ver con su trabajo anterior. Sin embargo, Titane es otro mundo, una rara avis tan polémica como perturbadora. Es una obra que no tiene reparos en hablar de la identidad de género y el papel de la mujer en la sociedad de una manera transgresora, única y valiente. La figura femenina cuenta con un rol fundamental, reflejada en su personaje protagonista: un monstruo creado por la propia sociedad y después despreciado por la misma. Puede llegar a conquistar a cualquier espectador con estómago de hierro: por momentos es una cinta repleta de gore y violencia gráfica. Por otro lado, es una reflexión sobre los marginados de la sociedad y un drama familiar con esteroides.

No se puede decir que Julia Ducournau no sea una directora valiente. La francesa rueda un circo de los horrores que termina por delirar, llevando la paciencia del espectador hasta el límite de su capacidad. Una dirección formidable, sin reparos, que tiene bien claro cuál es la historia que quiere contar. Una de las obras más originales de los últimos años y, seguramente, una obra de culto solo accesible para los más valientes.

Las interpretaciones son la punta del iceberg. Los protagonistas derrochan talento en todas sus escenas, interpretando dos personajes rotos, completamente aislados de la realidad. Agathe Rousselle es un descubrimiento tan tenebroso como placentero. No puedes apartar los ojos de ella, ni siquiera en sus escenas más desagradables. Por otro lado, Vincent Lindon nos demuestra su versatilidad una vez más con un personaje roto, tremendamente dramático y perturbador. Y las escenas que comparten ambos actores son grandiosas (a su manera, todo sea dicho).

En conclusión, Titane es la experiencia del año. Una obra radical e increíblemente violenta sobre la búsqueda de nuestra propia identidad. Una reflexión sobre el género y la feminidad como nunca antes se había hecho en el cine. Ducournau aprieta el acelerador y nos regala una cinta complicada, muy difícil para el espectador, y toda una delicatessen para los amantes del gore y esas obras de culto llevadas al extremo. Lindon y Rousselle sorprenden con dos interpretaciones que tardaremos en olvidar.