'Supernova': El silencio habla

'Supernova': El silencio habla

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Hoy hablamos de Supernova, la segunda película del director Harry Macqueen y cuyo estreno mundial tuvo lugar en el Festival de San Sebastián de 2020.

Supernova nos cuenta la historia de Tusker y Sam, una pareja desde hace más de 20 años que tratan de aplazar una enfermedad, el alzhéimer. Juntos deciden hacer un viaje en furgoneta a través de todos sus recuerdos compartidos y visitando antiguos amigos y familiares.

Nos encontramos ante una película dramática simplemente porque la trama está condicionada por el alzheimer de Tusker (Stanley Tucci). A nivel narrativo los personajes están bien construidos, vemos a un enfermo que antes era escritor y podemos ir viendo como la enfermedad se lleva esa esencia que le pertenecía, a través de una caligrafía que se vuelve cada vez más borrosa. Tusker es un hombre que sufre mucho su enfermedad internamente y se refugia en el humor para sobrevivir, aunque por dentro esté muriendo de pena por el miedo al olvido que le acecha.

Por otro lado tenemos a su pareja Sam (Colin Firth) que se carga sobre su espalda la tarea de dejar de lado toda su vida y su carrera profesional como pianista, para cuidar de Tusker y controlarle en sus episodios de olvido. A diferencia de Tusker, a Sam se le nota mucho más el sufrimiento por perder a su pareja y Firth que es un actor increíble sabe mostrar muchísimo sin tener que decir nada.

A nivel dirección y habiendo contado un poco de los personajes y sus tramas, puedo decir que Harry Macqueen dirige de una forma excelente para ser su segundo filme. Utiliza un recurso primordial en el cine y que en esta historia funciona de forma perfecta, el silencio.

Durante toda la película tenemos momentos en la que los personajes no hablan, se miran en silencio puesto que muchas veces no pueden expresar con palabras el terror de olvidar y ser olvidado por la persona que aman. Según avanza la historia vamos viendo como Tusker está cayendo mentalmente en su oscuridad interna y como Sam se niega a permitírselo. Estos silencios, mezclados con primeros planos de las miradas que se lanzan entre ellos y todo esto acompañado por una banda sonora desgarradora de Keaton Henson, transmiten una emotividad y un drama muy coherentes con lo que nos están contando.

Tusker le dice a Sam “Uno no puede estar de luto cuando la persona sigue viva”, esto representa muy bien la enfermedad en la que no pierdes a la persona físicamente, pero sí su espíritu y su esencia dejando tras de sí un mundo de recuerdos a los que Tusker no podrá volver, pero que permanecerán con Sam el resto de su vida.

Además algo que me gusta de esta historia y que ya se tendría que tener muy en cuenta a la hora de contar historias en el cine actual, es la de no tener en cuenta el sexo de la pareja, es decir Supernova tiene como protagonistas a una pareja de dos hombres y Harry Macqueen dejó muy claro que no quería que eso tuviera ninguna relevancia en la trama, es hora de que empecemos a naturalizar las relaciones como lo que son, relaciones.

Además de bien dirigida, escrita e interpretada, si la trama te deja indiferente (que lo dudo) puedes disfrutar de una fotografía tan preciosa de los paisajes otoñales de Inglaterra que resultan casi un cuadro acompañados de una música de piano y que hacen que entres de lleno en ellos.

Por último y ya para finalizar tenía que hablar del título de la película, ¿Por qué Supernova?

Pues bien, ambos personajes están realmente interesados por la astronomía, arrancamos el filme con un plano de estrellas y es en una escena en la que Tusker se encuentra con su sobrina en la que descubrimos el verdadero sentido de la película.

Tusker empieza a explicarle lo que es una Supernova, una estrella que va perdiendo su luz poco a poco hasta que estalla en mil pedazos y todos esos trozos viajan como polvo de estrellas hasta la tierra.

Cierra así en un silencio en el que vemos cómo ha reflejados a través del cielo, que su vida va a desvanecerse al igual que polvo de estrellas. Una metáfora que dejará a todos los espectadores con el corazón encogido.