'Promesas en París': La convivencia entre la honradez y la política

'Promesas en París': La convivencia entre la honradez y la política

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Promesas en París (Les Promesses como título original) es dirigida por un casi debutante Thomas Kruithof, con cierta tendencia hacia el rodaje de dramas sociales e historias basadas en hechos reales. Colaboró en el guion junto con Jean-Baptiste Delafon, también poco adentrado en la escritura de largometrajes.

Isabelle Huppert interpreta a Clémence, la alcaldesa de una ciudad no muy lejos de la capital, decidida y comprometida con los valores más reseñables que un político debería mostrar. A pesar de quedar distanciada por su posición de poder, el conflicto interno que prima es el de su intención de cercanía con el pueblo y los más desfavorecidos. Dicha cercanía es conseguida con ayuda de Yazid (Reda Kateb), la mano derecha de la alcaldesa y exvecino del barrio y urbanización que desean restaurar.

En un vaivén por mantener su integridad política frente a sus adversarios, hacer justicia con aquellos que se aprovechan de la situación del barrio e intentar ascender al puesto de ministra, el conflicto interno del personaje convierte a la película en un drama político, aunque, sin embargo, de petit comité.

Sin alejarse de lo original y en busca de lo atrevido, el filme cuenta con potencial suficiente como para dejar una huella de reflexión y sensaciones, pero parece que puede cojear un poco a la hora de “enganchar” al espectador.

Al ser un drama social y político topa con un problema a la hora de encontrar un tono y ritmo visual que funcionen, apostando demasiado por la solemnidad, la seriedad y el diálogo puro, pues podría casi como un falso biopic que no tiene demasiado que decir; una muy buena idea e historia con una ejecución gris, llana y sin aristas ni despuntes.