'Mis queridísimos hijos': La codicia del dinero y la importancia de la familia

'Mis queridísimos hijos': La codicia del dinero y la importancia de la familia

3 Butacas de 5

Cuando los hijos de Christian (Didier Bourdon) y Chantal (Josiane Balasko) se hacen mayores, dejan de ir a ver a sus padres y de sacar tiempo e interés por ellos. Tanto Stéphane (Cédric Ben Abdallah) como Sandrine (Marilou Berry) sienten pereza por ir a cenar con ellos, y es a su padre a quien se le ocurre una idea que se les irá de las manos: fingir que han ganado la lotería.

La película, dirigida y escrita por Alexandra Leclère, es una comedia muy costumbrista a nivel narrativo, pero en la que se atisba un buen gasto presupuestario, vista la gran producción y el gran trabajo del departamento de arte (encabezado por Joseph Abeille), con un atrezzo muy bien escogido y colorido, y unas localizaciones que nos teletransportan a las más altas clases parisinas.

No puedo afirmar que la película destaque demasiado en el ámbito técnico-visual, aunque el trabajo de fotografía de Jean-Marc Fabre es muy bueno desde el primer hasta el último momento del metraje, además del tratamiento del color en general.

Teniendo en cuenta el resto de comedias francesas que hemos podido ver en pantalla en los últimos tiempos, esta llega a ser bastante funcional, los actores protagonistas tienen cierto gancho y aunque los gags y la historiacaigan un poco en el cliché y no sorprendan demasiado, el público galo pasará un gran rato entretenido en la butaca.