'Fall': Terror en las alturas

'Fall': Terror en las alturas

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El deporte de riesgo ha hecho grandes aportaciones a la industria cinematográfica con todo tipo de películas ambientadas en sus diferentes y peligrosas variantes. En esta ocasión Scott Mann nos trae Fall, una nueva obra comercial de suspense que viene para que le tengamos incluso más temor a las alturas.

Mann nos pone en la situación de Becky Connor (Grace Caroline Currey) una joven que se ve forzada a dejar el deporte que le dio y arrebató el amor de su vida. Cerca de cumplirse un año lleno de luto, su amiga Hunter le anima a escalar una peligrosa torre de comunicaciones abandonada para que así, Becky, se vuelva a encontrar consigo misma, pero con el infortunio de quedar atrapadas a 600 metros de altura sin manera de bajar.

Fall se trata de un concepto interesante, pero poco innovador. Siguiendo las líneas de su género, nos cuenta una pequeña aventura de dos jóvenes con las que no terminamos de empatizar durante la mayor parte de la película, ya que las emociones de los personajes no terminan de cuajar dentro del contexto en el que se encuentran, con reacciones carentes del estrés que deberían acarrear sobre sus espaldas.

Por otro lado, aunque el trabajo de cinematografía hecho a lo largo de la obra es interesante en determinadas ocasiones, sabiendo jugar bastante bien con la peculiar situación en la que las protagonistas se encuentran, hay determinados puntos en los que a nivel técnico sufre un poco cuando entran en juego las aves, dejando que desear esos efectos visuales y realización por parte de la dirección.

Respecto a la trama, los puntos de giro resultan en ocasiones bastantes forzados, teniendo presente un plot twist excesivamente rebuscado, y al que se le debió de dar una vuelta, siendo digno de un estudiante de cine.

Dicho todo esto, Fall no deja de ser una película correcta de su género, que, aunque no destaque en demasiados aspectos, se deja ver con suma facilidad, resultando ciertamente bastante entretenida.