'La Emperatriz Rebelde': es una relectura moderna a una mujer adelantada a su época

'La Emperatriz Rebelde': es una relectura moderna a una mujer adelantada a su época

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El mito en torno a Isabel de Baviera, popularmente Sissi, encuentra en la actualidad el momento perfecto para volver a contarse. La emperatriz de Austria fue una figura polémica sobre la que se ha teorizado hasta el cansancio. Pero el foco que parece interesarnos bajo la óptica feminista actual es el reivindicativo. Si la personalidad de la princesa solía ser tildada de excéntrica, lo que permite la relectura que hace ‘La Emperatriz Rebelde‘ de Marie Kreutzer es verla como una mujer adelantada a su época.

Sin tanto interés por seguir una trama, escenas dispersas se preocupan más de caracterizar a Isabel que de cualquier otra cosa. El retrato es el de una mujer famosa por su belleza, sin interés político o de liderazgo a quien las exigencias de la tradición le parecían, simplemente, aburridas. Rehúye de su valor simbólico como emperatriz, pero al hacerlo se da cuenta de que la alternativa es la nada misma. Isabel, entonces, se entrega a la depresión y el nihilismo, priorizando la satisfacción de sus caprichos entre tanto sufrimiento estético.

Es criticada por la prensa y su misma familia y pareciera terminar resolviendo que, si es incapaz de complacer al resto, por último, puede complacerse a sí misma y pasarlo un poco mejor en la larga agonía de esperar la muerte en un castillo de cristal.

Y aquí es donde tenemos que tomar en cuenta que tanto Kreutzer como la moderna actuación de Vicky Krieps en el protagónico no tienen el mínimo interés por representar de forma fidedigna un personaje y un período de tiempo específico. A estas alturas no es original ver producciones de época con música contemporánea e ironía actuales, pero para ‘La Emperatriz Rebelde‘ pareciese ser el tratamiento inevitable.

Se ven de forma desprejuiciada sus trastornos alimenticios, adicción a la heroína y adulterios, sin importar ya qué fue lo que de verdad ocurrió. Y sí, es llamativo ver a una Sissi abierta de mente, con empatía – ¿identificación? – hacia pacientes con trastornos mentales y el tipo de respuestas ingeniosas que nos da gracia encontrar en una protagonista contemporánea. La película se toma tantas libertades que la anacronía resulta coherente como una de ellas y, a pesar de no lograr refrescar por completo un relato que a veces se vuelve monótono, sí logra unir la forma con el fondo. Pero, una vez establecido el punto, ¿qué hay más allá?

El personaje de Isabel es atractivo y la actuación de Krieps, cautivadora, pero la película pareciera tan enamorada con Sissi y tan entretenida con enaltecerla, que termina señalando lo atrapada que una mujer tan avanzada se podía llegar a sentir en ese contexto una y otra vez. “La Emperatriz Rebelde” es una película más original de lo que necesitaba ser, pero al dar el paso hacia el lado punk, pisa terreno que le exige más responsabilidades que la típica película de época, y no todas logran ser cumplidas.