'I Wanna Dance with Somebody': corazón y cabeza con pocas tripas

'I Wanna Dance with Somebody': corazón y cabeza con pocas tripas

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Esta semana se ha estrenado el biopic de Whitney Houston, un repaso a su vida y carrera, interpretado por Naomi Ackie y dirigido por Kasi Lemmons, un film que en mi opinión sufrirá la competencia que tiene en salas este fin de semana con Avatar: El sentido del agua.

Pues si la película no tiene muchos fallos, es más brillante en su forma, pues la dinámica por la que opta la cámara acercándose al formato televisivo la hace muy entretenida y nos brinda una más que disfrutable experiencia musical. Los temas perfectamente ejecutados e interpretados seguro que hacen disfrutar a los fans.

Lo malo, es que pasa muy por encima de temas cruciales en la vida de la artista, con vergüenza y de puntillas, con las drogas, con su relación con Bobby Brown, su familia o su rehabilitación. Con lo cual, se nos queda una película descafeinada, no lo suficientemente mala para ser una falta de respeto pero que sin duda no le hace justicia. Hecha vagamente parece más un telefilm, un muy buen telefilm, pero poco más.

 La actriz está a la altura y la dirección es sólida repito, pero no es suficiente para calar en el espectador el trepidante drama que quiere vender, es simplemente un biopic más y quizás esto sea culpa de un servidor, pero teniendo en el imaginario “cercano” la película de 2018 de Bradley Cooper, “Ha nacido una estrella” es imposible no comprar y resulta difícil sorprenderse.

Sin desmerecer a los estrenos de plataforma, parece precisamente una de estas modestas producciones con las que un director o directora se estrena en plataforma que una grandiosa historia de la vida de quizás, con total seguridad, una de las mejores artistas de la historia.

Pero como siempre digo, vayan al cine y juzguen ustedes mismos.