'Lobo feroz', un remake con gran pulso

'Lobo feroz', un remake con gran pulso

3 Butacas de 5

Lobo feroz es el remake español de la afamada película israelí, que tanto gustó a Tarantino, Big Bad Wolves. El trabajo corre a cuenta de Gustavo Hernández, director y guionista uruguayo que cuenta con un, siempre inspirado, Javier Gutiérrez para levantar un correcto thriller. La película narra una historia de venganza que llevan a cabo un guardia civil y una misteriosa mujer sobre un hombre sospechoso de ser el responsable de la mutilación y la muerte de varias niñas.

El primer gran acierto de la película es alejarse de ese tono de telefilm que tanto acusaba la original. Gustavo Hernandez imprime desde el primer Frame un estilo desenfadado y sombrío que le sienta muy bien y que consiguen que el espectador se meta de lleno. Un par de buenas presentaciones de los personajes principales y la acción da comienzo sin freno. Otro de los aciertos es el ritmo endiablado que consigue una cinta que no se para a respirar más que en dos momentos concretos. La comedia se abre hueco de manera efectiva en un thriller que, por momentos, se toma demasiado en serio a sí mismo.

El reparto puede que sea una de las patas cojas de la cinta. No todos están mal; los protagonistas Javier Gutiérrez, Adriana Ugarte y Rubén Ochandiano están perfectos y ciertos secundarios, como la pareja de agentes compuesta por Juana Acosta y Manuel Vega no dan la talla. Luego están Antonio Dechent y Fernando Tejero que sirven como alivio cómico y me hubiera gustado que apareciesen más en pantalla. La fotografía general se compone de un trabajo actoral irregular que puede hacer naufragar la película. El otro gran problema del filme es el trauma emocional del pasado de una de las agentes que, en cierta medida, se siente algo forzado, artificial y no aporta nada interesante a la cinta.

A fin de cuentas, un thriller interesante para aquellos que desconozcan la película israelí de origen y una nueva visión mucho más descargada de tintes políticos y ligera para los que ya se hayan visto Big Bad Wolves. Una película solvente que sin llegar a ser una gran producción consigue que pases, sus casi dos horas de duración, entretenido y asqueado a partes iguales.