'Almas en Pena de Inisherin': una obra de una excelente espiral emocional

'Almas en Pena de Inisherin': una obra de una excelente espiral emocional

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La mayoría de la gente puede sentirse identificada con la espiral emocional de un interés romántico que, de repente y sin venir a cuento, le deja plantado. Pero no hay nada peor que la idea de que tu mejor amigo de confianza te diga que te largues y quiera cortar todo contacto contigo.

La deslumbrante comedia negra del guionista y director Martin McDonaghThe Banshees of Inisherin” lleva esta idea universal, ambientada en una remota isla irlandesa en 1923, a lugares hilarantes y extraordinariamente sombríos. Forzándote a hacerte frecuentemente esta pregunta, ¿por qué tan sombría? El dúo de “En Brujas” y que tantas horas de vuelo tiene ya, Colin Farrell y Brendan Gleeson, vuelven a unirse para dar una humanidad comprensible a dos amigos con una brecha permanente entre ellos. Y Farrell, especialmente, ofrece una de sus interpretaciones más matizadas como un buen tipo llevado a extremos debido a la soledad forzada.

Otra de las preguntas que circula alrededor de unos amigos que en su día lo fueron todo el uno para el otro es ¿por qué las amistades rotas tocan la fibra sensible de las estrellas Colin Farrell y Brendan Gleeson?

Colm (Brendan Gleeson) advierte a su amigo Pádraic (Colin Farrell) que se aleje de él en la comedia negra mientras que por su parte Colm (Brendan Gleeson) no cesa en las advertencias a su antiguo mejor amigo Pádraic (Colin Farrell) que se mantenga alejado de él en un contexto ciertamente oscuro y ya no tanto de comedia negra.

En la producción de Searchlight Pictures, Colm explica que ya no tiene tiempo para las “charlas sin rumbo” de Pádraic y que sólo quiere que su antiguo mejor amigo le deje en paz para poder tocar su violín y vivir su vida en paz y tranquilidad. Espoleado por esta repentina fractura de la amistad -y por el hecho de que todo el mundo se echa atrás, incluidos Siobhán y Dominic (el deliciosamente excitable Barry Keoghan), la caprichosa voz de la razón del lugar-, Pádraic no deja de molestar a Colm para que averigüe qué puede hacer para arreglar las cosas. Esto molesta aún más a Colm, hasta el punto de que amenaza con empezar a cortarse los dedos si Pádraic no le deja en paz. Ambos son testarudos y llevan esta disputa a extremos desafortunados y violentos. Logrando imbuir al espectador en un clima no exento de melancolía y oscuridad comedida.

McDonagh, que capturó espléndidamente otra comunidad en crisis con la nominada a mejor película en 2017 “Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Missouri“, ambienta “Banshees” con perspicacia durante la Guerra Civil irlandesa: los residentes de Inisherin ven con frecuencia las escaramuzas que tienen lugar en tierra firme, mientras una batalla más íntima se intensifica a su alrededor. A pesar de que viven en un paisaje glorioso y extenso, estas personas se meten constantemente en los asuntos de los demás, por lo que todo el mundo tiene algo que ver en la incivil disputa de Pádraic y Colm, desde el abusivo padre policía de Dominic (Gary Lydon) hasta una anciana bruja (Sheila Flitton) que puede o no ser una banshee. (Para los que no estén familiarizados, una banshee es un espíritu femenino del folclore irlandés que predice la muerte).

Cuando pierde a un amigo íntimo, Pádraic (Colin Farrell, izquierda) confía en el joven bicho raro Dominic (Barry Keoghan) en todo momento, con lo cual hay un sentimiento de que se vuelve a la casilla de salida en la vida en determinadas ocasiones.

Hay una cierta exageración de la realidad en los acontecimientos que desmiente lo arraigada que está la película en sus temas de aislamiento, desesperación y mortalidad. Sus personajes eligen un bando, pero la película no lo hace, y aunque está contada principalmente desde la perspectiva de Pádraic, con el corazón roto, se ve claramente el punto de vista de cada hombre.

Pádraic está atónito por la pérdida de su mejor amigo; Colm anhela dejar algún tipo de legado artístico; y otros, como Siobhán -que es, con diferencia, la persona más inteligente de la isla- se ven obligados a elegir entre recoger los pedazos o mirar por sí mismos.

‘Almas en pena de Inisherin’, muy merecida su clasificación como una de las mejores películas del Festival de Toronto (y de la temporada). Nosotros como espectadores nos deja un poso tremendamente realista y próximo a pesar de desarrollarse a muchas millas de nuestro país. Una película de las que sería conveniente generar un debate a la salida o un cinefórum dado lo universalizable y el arraigo de los sentires o pensares depositados en ella a la vez que a muchos entre los que no puedo evitar incluirme nos ha redescubierto a su director.