'La Desconocida': la perversión de la deshumanización

'La Desconocida': la perversión de la deshumanización

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Iker es mi nuevo amigo. Es educado, inteligente, saca unas notas increíbles y este verano se marcha con sus padres a Venecia. Desde que nos conocimos en amorsigiloso.com es el único que me entiende. Es capaz de prender con el calor más pasional mis pensamientos más íntimos y maduros haciendo que deje de pensar en la acampada con mi amiga Rocío. Iker es fantástico, sabe escucharme siempre pero desde hace unos días todo es distinto. Lleva dos noches sin conectarse, no me responde a los mensajes de Whatsapp ni tampoco se ha conectado a nuestra sala privada. Mi mundo entero se ha desmoronado y la pesada de mi madre acaba de llegar para decirme que han detenido al vecino de arriba por pedofilía. Ese inquilino era Iker. La vida es una mentira.

El párrafo inicial es la triste realidad social que nos acompaña. Un espejo de nuestros deseos más perversos se manifiestan cada día en la crónica de sucesos de los informativos. Los monstruos no necesitan un terrorífico aspecto físico para causar pavor. Son capaces de devorarte lentamente gracias a su poder de abuso y control creando fantasías que permitan alejarnos del dolor de la deshumanización de nuestras vidas. Esa ensoñación e ilusión por una historia de amor basada en la mentira esconde un abuso de poder más aterrador de lo que podamos imaginar: el grooming.

‘La Desconocida’ es el segundo largometraje de Pablo Maqueda, cineasta que después de trasladar su amor por el cine en Dear Werner a través de la figura de Werner Herzog, escarba en los deseos más perversos y oscuros de nuestra alma, metiéndonos de lleno en un thriller intrigante y de un suspense psicológico que remueve por completo.

Una película juguetona, capaz de hacernos viajar a lo decrépito de nuestras ilusiones mediante un relato fascinante que agita la conciencia. Una película en la que los detalles son esenciales y en la que la trama introduce al espectador en una catarsis sobre la humanización del monstruo y sus los pecados capitales.

Manolo Solo y Laia Manzanares son los protagonistas de una historia tan perversa como real. Basada en el texto teatral de Paco Bezerra, el largometraje es la concepción idílica del cine que ama Pablo Maqueda. Ese arte que agita nuestras vidas, que te permite reflexionar y en el que nada es blanco o negro…siempre hay un motivo.

Los dos intérpretes están descomunales. Tanto el actor como la actriz elevan un guion que escarba en las emociones internas, la crudeza, el deseo y la tortura social a través del dolor individual.

Las capas de la película poseen un gran potencial a nivel psicológico. Un subtexto que está perenne en todo el largometraje y es precisamente el principal foco que hace vibrar al espectador. Son esos grises de nuestras vidas los que se ponen de manifiesto en una historia que habla de lo que pretendemos ser y lo que somos; del dolor de un pasado que nos ha convertido en monstruos y como esa falta de humanización nos hace desear encontrarla.

La composición de los planos es extraordinaria, con metáforas visuales que aúpan mucho más el lenguaje cinematográfico que emplea Maqueda en su película. Desde el parque de la Elipa, los arbustos, una farola, un cajón con arena de gato…todo posee un lenguaje acerca de lo que en ‘La Desconocida’ se quiere contar.

‘La Desconocida’ no es un simple juego del gato y el ratón. Es el reflejo asfixiante de una realidad que habita en cada uno de los monstruos interiores. Nada es lo que parece en esta partida de cartas basada en el engaño y donde el abuso a través del control es la resolución a la deshumanización de la sociedad.