'Mi hermano pequeño': Llorar mientras fumamos

'Mi hermano pequeño': Llorar mientras fumamos

4 Butacas de 5

Últimamente en internet está en tendencia un meme. Dicho meme es utilizar la imagen de algún cineasta o alguien relacionado con el audiovisual, ya puede ser Toshiro Mifune, Boon Jong Hoo , casi siempre, Martin Scorsese para afirmar que algo es CINE.

Decir que algo es CINE se refiere a encumbrar algo que nos ha emocionado o nos ha contado una bella historia o ha sido costoso. El Getafe ha quedado en primera después de un año de caída: cine. Que nazca tu sobrina y cada vez que te vea te sonría: cine. Que hayas tenido la cita de tu vida con tu crush y ha sido correspondida: cine.

Y quizá esta cinta no sea la más redonda, pero tiene bastante cine.

En primer lugar, es un drama social bastante solvente. Una mujer subsahariana se traslada a Francia con dos de sus hijos dejando todo atrás para comenzar una nueva vida para ella y su familia en los años 80. Esta etapa de la protagonista la lidera Anabelle Lengronne, la madre, con una potente actuación con cantidad de vaivenes que se muestran a través únicamente de gestos o caras. No es un papel sutil, pero ella lo llena de sutilezas.

Fantástica capitana de equipo para esta primera etapa del metraje, donde se nos presenta el tono y el ritmo predominante. Los silencios, las angustias, lo contenido se contempla bastante bien aquí. No necesita diálogos de más, una imagen vale más que mil palabras, y esa lección la tiene bien aprendida la cineasta Léonor Seirralle.

Pero de pronto tenemos una elipsis muy abrupta sin avisar, y nos situamos en el segundo capítulo de la historia comandada por el hermano pequeño, Jean, interpretado por Stéphane Bak. La distracción comienza en esta etapa. El episodio anterior había quedado bastante cerrado con la madre llevándose a sus hijos a un nuevo hogar y destino, pero ahora viene la desigualdad en el ritmo y en la temporalidad. Todo se agita y se vuelve más corto, incluso, con menos detalle. Y la caída a los infiernos de Jean por culpa de la presión maternal ausente no se termina de redondear del todo. Llegando a lo melodramático, y no recurriendo a la sutileza anterior. Aunque tiene algunos de los momentos adolescentes más tiernos de todo el film, lo cual es un acierto.

En su tercer capítulo tenemos al eje y estandarte de la historia, el hermano pequeño del título. Es quien cuenta la historia en voz en off, pero no lo sabemos hasta su tercer acto. Y quizá sea el capítulo más interesante, breve pero intenso de la historia. ¿Cómo es la adaptación y supervivencia de unos inmigrantes en Francia? Se resume en su figura. Solitaria, pensativa, de superación personal, pero sin saber por qué ni de qué.

La elipsis atronadora es aún más acentuada, pero mejor representada que la anterior, y se vuelve a la sutileza del principio. Las imágenes y el sonido te cuentan y te ubican en lugar de los diálogos, hasta llegar al duelo interpretativo final. Una secuencia conmovedora entre madre e hijo menor que se ponen al día, pero con una tensión que podría cortar cualquier metal. (Mothers gonna mom, como quien dice)

Servidor que escribe estas líneas considera que, a pesar de sus altibajos y sus caídas de ritmo, este film tiene un guion de hierro, preciso y engranado. No es fácil abordar estas tres historias en una con coherencia hablando de diferentes temas con la profundidad suficiente para no enmarañar el mensaje principal: la perspectiva del hermano menor.  El cual, dicho sea de paso, ha servido de hilo conductor del film a través de la música de Bach que escuchaba (¿Por qué poner siempre Bach en todos los dramones?).

Se asoma la lágrima en la escena final mencionada, lo admito, pero porque la cámara de la directora había logrado con su precisa dirección de actores un momento tremendamente potente.

Y si algo une a los 3 personajes, es cómo reflexionan ante la vida fumando: ¿qué hago con la vida? ¿qué quiero de ella? ¿qué es lo importante, a qué hago caso, de quién me fío? ¿cuál es el siguiente paso?

Es decir, lo de todos los días de todo quisqui, ¿no?

Yo me voy a sentar en los 4 butacones que le doy a este film, y a pensar en esas preguntas también, que llueve y da rienda suelta a ello.