'Asteroid City' : Si empieza en un desierto, por algo será

'Asteroid City' : Si empieza en un desierto, por algo será

2 Butacas de 5

En el panorama cinematográfico actual, resulta difícil que el cine de autor aparezca de entre tanta franquicia y, sobre todo, que tenga la capacidad de consolidarse e incluso de construir un público fiel admirador de tu propio arte. Podríamos decir que Wes Anderson es de los pocos que pueden presumir de tener cabida en este sentido. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.

            Wes Anderson nos ofrece un nuevo producto fiel a su estilo: peculiar, extravagante y de una estética reconocible y persistente. Es la segunda película que veo de este director. La primera fue ‘Grand Hotel Budapest‘ (2014). Esta me pareció fantástica. Creí haber descubierto un nuevo cineasta capaz de maravillarme en un mundo nuevo, con direcciones artísticas sensacionales más cercanas a lo teatral que a lo cinematográfico. Así esperaba este ‘Asteroid City‘.

Inicialmente, la aparición de un blanquinegro Bryan Cranston (Walter White en Breaking Bad) y su inquebrantable voz (en forma de presentador de televisión esta vez), supuso el primer atractivo de una película que esperaba con notable expectación y curiosidad, para reafirmarme en el descubrimiento de un nuevo autor que introducir en mi olimpo de directores. Me equivoqué rotundamente.

            Toda la trama principal se encuentra ubicada en un páramo desolador de los Estados Unidos de los años 50, una ciudad ficticia (Asteroid City), en la que se produce una especie de reunión en la que concurren profesores, padres e hijos para un concurso escolar dedicado a la observación de fenómenos astronómicos. Asimismo, hace millones de años un asteroide cayó en aquel páramo y se rememora dicho acontecimiento. Lástima que no se retrasara millones de años su impacto. Habría supuesto algún punto de inflexión en el argumento, y habría agilizado la trama y reducido el metraje.

            En este film, Anderson recurre de nuevo a hacer uso de un reparto extraordinario (Scarlett Johansson, Tom Hanks, Edward Norton, Adrien Brody, Margott Robbie, Bryan Cranston…). Podría seguir y preguntarme : “¿cómo es capaz que uniendo todo este elenco (que me pongo a pensar de dónde saca el dinero para pagarles) el resultado sea un producto tan pesado y sin sentido? Una inmensidad de elementos interpretativos de altísimo potencial que no dejan de ser una mezcolanza desperdigada y sin conseguir un rumbo común. No exprime a ninguno de los personajes ni consigue que les comprendas mínimamente (a diferencia del depurado conserje de El Gran Hotel Budapest, interpretado magistralmente por Ralph Fiennes). Estos elementos unidos no consiguieron nada más que un considerable letargo en un servidor, quien escuchaba atónito una única risa solitaria en toda la sala, absolutamente escandalosa y desproporcionada, que obedecía a los aislados ‘gags’ básicos y exagerados, y de quien no juzgo su disfrute e incluso me habría gustado comprenderlo para unirme a él, aunque pocos espectadores más lo hicieron. Me cuesta creer que sea comedia.

            Tampoco nos ofrece la carga dramática del guión que sí pude apreciar y disfrutar en “Grand Hotel Budapest”, capaz de construir con emotividad y, sobre todo, con un relato narrativo estructurado, una historia de anhelo nostálgico lírica y efectiva; no ponerse a pintar un cuadro en el que creer que todos los colores arcillosos del rojizo desierto estadounidense, así como todos los componentes de la parafernalia yankee de los años 50 pudieran tener cabida.

            Así pues, la película esencialmente me ha resultado eso: un popurrí aleatorio, forzado y exagerado de numerosos ingredientes sin unión aparente en el que Anderson simplemente se limita a elaborar una mera exposición de otro mundo elaborado por él, con absoluta autocomplacencia, pomposidad y caos narrativo e interpretativo.