'A Hundred Flowers': dolor y sensibilidad durante el olvido

'A Hundred Flowers': dolor y sensibilidad durante el olvido

4’5 Butacas de 5

Genki Kawamura dirige ‘A hundred flowers’, un delicado relato sobre la demencia y la pérdida de recuerdos en la vejez. Se trata de una película profunda y sensible que, aunque roza el melodrama en alguna ocasión, se convierte en un fiel relato de una situación muy común con personas mayores.

La memoria de Yuriko se está empezando a deteriorar, padece de demencia. Su mente pierde recuerdos cada vez más rápido. Sin embargo, Izumi, su hijo, conserva nítidamente todos los recuerdos que su madre está empezando a olvidar. En su mente permanecen tan vivos como cuando ocurrieron. Por eso, un trauma infantil, que recuerda perfectamente, le atormente todavía: cuando pensó que su madre había desaparecido.

En este baile entre el recuerdo y el olvido, la dualidad entre la realidad y los sueños, o sueños y recuerdos, cobra una gran importancia. Durante toda la película vemos vivencias de Izumi y Yuriko entremezclándose para darnos un relato que va de lo onírico al dolor del olvido, encontrando un punto medio tan delicado como bello.

Es complicado hablar de un tema tan doloroso como la demencia o el Alzheimer sin caer en el melodrama y, aunque ‘A hundred flowers’ se acerca en algún momento, consigue mantenerse en un relato preciso y delicado, un punto medio entre la sensibilidad y el dolor de la enfermedad.

Además, ahonda en una complicada relación entre una madre, que cometió errores, y su hijo, que siendo pequeño no los entendió y siendo adulto no consigue perdonarlos. Izumi, teniendo muy presente el momento de su infancia en el que creyó perder a su madre, se reencuentra con sus fantasmas cuando ve que vuelve a perderla, esta vez de verdad.

El reparto está encabezado por Masami Nagasawa y Mieko Harada, que interpretan a Yuriko durante su juventud y su vejez respectivamente, y Masaki Suda, que interpreta a Izumi siendo adulto.

‘A hundred flowers’ es una película cuidada, sensible y profunda. Trata temas universales como son el olvido y la pérdida, de una manera delicada que llega al espectador, tanto si lo ha vivido como si no. Un relato fiel a la realidad contado de una manera distinta.