'Una Vida no tan Simple': la ternura y humanidad de las crisis existenciales

'Una Vida no tan Simple': la ternura y humanidad de las crisis existenciales

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¿Qué sería de la vida sin las crisis existenciales? Esas que nos aturden, nos invaden y nos envuelven en una capa cargada de nostalgia y sueños mediante la cual dibujamos una silueta que imagina a otro yo. Ese que pudo ser panadero, actor o simplemente agricultor; ese tipo que en esas imaginaciones era feliz con su vida.

A través del lienzo de la cotidianidad y la conciliación familiar, Félix Viscarret deslumbra con su nueva película ‘Una vida no tan simple’, una emotiva narración generacional acerca de nuestras crisis personales en el trabajo, la vida familiar, el matrimonio y los deseos de encontrar una vida mejor a nuestra monotonía diaria.

“Hijo eres y padres serás”; dicen los padres todos los días. Un refrán tan acorde a los tiempos que vivimos los cuarentones que tratamos de darle a nuestros hijos una vida mejor y que nadie dijo que fuera fácil.

Tras presentarse en la Sección Oficial del Festival de Málaga, Miki Esparbé es el protagonista de una película llena de dualidades, esperanzas, sueños y el arraigo a nuestras vivencias diarias. El actor está espléndido. Cómico cuando tiene que serlo y dramático en la nubosidad del ruido diario de la sociedad a la que se enfrenta en diferentes situaciones.

La vida de Isaías (Miki Esparbé), un arquitecto prometedor que tras recibir varios premios durante su trayectoria profesional, se enfrenta a un momento crucial de su vida en el que topa de pleno con los proyectos vitales que vive y los que pudieron ser. Las lamentaciones de una existencia vital a la que sucumbimos para reencontrarnos a nosotros mismos mientras anhelamos obtener otro camino. Nico (Alex García) otro cuarentón que sigue esquivando la madurez se topa de frente con el mundo en el que vive, un lugar que no es tan sencillo como imaginaba.

A través de una comicidad inteligente en la que lo entrañable no está para nada reñido con lo pomposo, el guion de Viscarret va más allá de una simple historia de amigos y seres humanos. Es una película muy humana, cargada de emociones rutinarias, melancólicas y tiernas que permiten a la película volar sobre seguro.

Un largometraje exquisito donde Olaya Caldera, Ana Polvorosa y Julián Villagrán son los otros pinceles de un retrato en el que todo su elenco está espléndido. Los tres seducen con sus aportaciones, llenas de realidad, humor y también del drama, cualidades que sin duda se multiplican con las apariciones de Ramón Barea que vuelve a sentar cátedra con su aportación.

El largometraje dota de felicidad al espectador de inicio a fin, demostrando una vez más que nuestras vidas requieren una conciliación con nosotros mismos y los demás. Crisis laboral, matrimonial y por supuesto personal, ‘Una vida no tan simple’ tiene los ingredientes perfectos para hacer disfrutar al espectador más indeciso además de permitirnos reflexionar sobre situaciones tan necesarias como vitales.