'Chicas malas': el rosa ha vuelto

'Chicas malas': el rosa ha vuelto

3’5 Butacas de 5

El 30 de abril de 2004, el mundo tal y como lo conocíamos cambió para siempre. Las Divinas entraron en nuestra vida y, desde entonces, los miércoles siempre se viste de rosa,‘Jingle Bell Rock’ es una canción todavía más icónica, y el 3 de octubre es una fecha clave en el calendario de cualquier cinéfilo de bien. Chicas malas se estrenó y con el tiempo se convirtió en toda una película de culto, en gran parte gracias a las redes sociales, que auparon la cinta y la nombraron el buque insignia de una nueva generación de comedias de instituto. Por eso era tan complicado volver a esta historia, y más en un musical. Aun así, podemos decir que Chicas malas cumple las expectativas con creces… Sin destronar a la original.

El planteamiento de esta nueva Chicas malas es, literalmente, el mismo que el de su predecesora. Cady Heron es una adolescente que se muda con su familia desde Kenia a Estados Unidos. Allí, Cady comenzará el instituto por primera vez, enfrentándose a una jungla que, en muchas ocasiones, puede ser peor que la sabana africana. Entre los depredadores que encuentra se encuentran las Divinas, un grupo de chicas formado por Gretchen, Karen y Regina George, la reina del instituto. Junto con sus amigos Janis y Damien, Cady se encargará de destruir a Regina (e intentará conquistar el corazón de Aaron Samuels, su crush de clase de cálculo).

La nueva Chicas malas puede contar con la misma historia, personajes, incluso con varios gags que se repiten en ambas películas. Sin embargo, esta versión musical no puede estar más alejada a nivel espiritual. La película consigue distanciarse de la cinta protagonizada por Lindsay Lohan, encontrando su propia identidad y haciéndola más accesible a los jóvenes de hoy en día. La juventud de hoy en día no es la misma que la de hace 20 años, por lo que Tina Fey se encarga de actualizar el guion, fusionando una sociedad estudiantil muchísimo más contemporánea con los famosos momentos e instantes que convirtieron a la cinta original en el clásico que es hoy en día. La mezcla casi perfecta entre tributo y novedad.

Esta Chicas malas tiene el potencial para ser tan relevante como su antecesora. Una parte fundamental de esto no podía ser otra que Tina Fey. La actriz y guionista de la película sabe muy bien lo que tiene que hacer para sacarle la carcajada al espectador. Su guion no solo deja varios de los gags míticos que todos conocemos (sí, seguimos teniendo el 3 de octubre, el rosa y el You can’t sit with us), pero Fey los renueva y añade nuevas y refrescantes incorporaciones a un texto que mantiene su personalidad y su culto en cada escena.

Como bien sabemos, esta nueva película es una adaptación de la obra musical de Broadway (que, a su vez, está basada en la cinta original de 2004). Los directores Samantha Jayne y Arturo Perez Jr. logran hacer una buena adaptación del musical, llevando al lenguaje cinematográfico todas las canciones y números musicales que la convierten en icónica. O bueno, más bien casi todas. Por el camino se pierden varias canciones de la obra original, lo que hace que muchas veces la cinta pierda la fuerza que debe caracterizar a un musical de esta clase. Es un recorte justo teniendo en cuenta el montaje original (¡de más de 3 horas!), pero que hace que la película se quede algo coja en el apartado musical. Aun así, es un musical de lo más disfrutable con algunas facetas de la dirección de lo más interesantes.

Uno de los grandes puntos positivos de esta nueva versión de Chicas malas es su reparto. Porque tal vez no tengamos con nosotros a Rachel McAdams, Amanda Seyfried y Lacey Chabert como Regina, Karen y Gretchen, pero eso no hace que las Divinas dejen de ser icónicas. Reneé Rapp es la estrella absoluta de esta película, cuya voz angelical y presencia escénica se extiende por todo el metraje. Es la Regina George perfecta para la generación Z. Bebe Wood y Avantika (cuya Karen deja como Einstein a la versión de Seyfried) no se quedan atrás, desde luego. El trío convence con creces en una versión hecha especialmente para las nuevas generaciones.

A pesar de contar con varios puntos positivos en lo que respecta al reparto (Auli’I Cravalho y Jaquel Spivey son el alma del musical como Janis y Damien), Chicas malas tiene dos eslabones que se hacen notar. Principalmente, Christopher Briney no representa al Aaron Samuels de la generación Z, en un intento de convertir a este jock clásico en un indie que no alcanza el nivel del original, Jonathan Bennett. En menor medida, la sombra de Lindsay Lohan es de lo más alargada y alcanza a la protagonista de este musical, Angourie Rice. No es una mala versión de Cady Heron, y la actriz logra darle un punto más nerd y característico a su personaje, pero eso no hace que sea más icónica.

Incluso con esas, Chicas malas es una delicia, una vuelta al pasado y una refrescante nueva versión del clásico de comedia adolescente que hará el disfrute de los fans originales, de esos que cumplen las reglas de las Divinas a rajatabla. Tina Fey logra un guion que se mueve constantemente entre lo novedoso y la nostalgia, con una dirección y una versión musical que conquista sin problema gracias a sus pegadizas canciones. Reneé Rapp es la MVP de la cinta, una estrella en ciernes a la que podemos coronar como la reina de este peculiar baile. Ni siquiera una cuestionable pareja protagonista ni ciertos aspectos de la adaptación pueden arruinar la fiesta de Regina George.