'Argylle': Donde nada es lo que parece

'Argylle': Donde nada es lo que parece

4 Butacas de 5

“Argylle” emerge como un thriller que rompe con las expectativas desde su intrigante inicio. Aunque el marketing nos conduce hacia la idea de una película de espías protagonizada por Henry Cavill y Dua Lipa, después de la escena inicial, te darás cuenta de sus verdaderas intenciones: llevarnos en un vertiginoso viaje de espionaje con personajes inesperados que desafían las convenciones.

La trama cuenta la vida de Elly Conway, interpretada por Bryce Dallas Howard, una introvertida autora de novelas de espías, que se ve accidentalmente inmiscuida en el plan de una siniestra agencia terrorista. Elly y su peculiar compañero felino, son catapultados desde el refugio ficticio de sus páginas a la cruda realidad del espionaje. Este giro inesperado desencadena una serie de eventos que llevan a la protagonista a través de un mundo donde las líneas entre la ficción y la realidad se desdibujan peligrosamente. En este entorno, donde nada, ni nadie, es lo que parece, Elly se encuentra cara a cara con el verdadero juego de espías, desencadenando una cascada de revelaciones que transformarán su tranquila existencia en una emocionante odisea llena de intriga y acción.

La frase “The greater the spy, the bigger the lie” se convierte en el leitmotiv de una narrativa que todo el tiempo desafía las percepciones del espectador, con constantes giros de tuerca y una trama, aunque sencilla pero sorprendente por la riqueza de sus personajes. Algo que destacar es el clímax, sorprende al transportarnos a un escenario reminiscente de “Kingsman”, pero con una poción de amor llena de olores, sabores y colores vibrantes.

Curiosamente, se ha rumoreado que la novela ficticia en la que se basa la película fue escrita por la cantante Taylor Swift, esto por el nombre de la protagonista y la muy singular mochila donde transporta a su gato. De hecho, al inicio sí que parece un filme de espías escrito por la cantante, donde todo es exagerado y meloso, pero poco a poco va cambiando a ser la película que Matthew Vaughn nos tenía acostumbrados.

Si bien la trama puede volverse predecible hacia el final debido a la sucesión de revelaciones, la película se sostiene gracias a la química de los protagonistas y a la habilidad para tejer un enigma tras otro. La audiencia queda atrapada en un juego de ajedrez donde los movimientos astutos y las fichas intrigantes mantienen la tensión.

La verdadera sorpresa llega con la escena post-créditos, donde se revela información crucial para el futuro del universo cinematográfico de Matthew Vaughn, y si eres un verdadero fan del director, sabrás de lo que hablo.

Argylle no solo desafía los estereotipos del género, sino que también entrega un festín visual de acción y misterio. Es un viaje cautivador que desentraña la fina línea entre la ficción y la realidad. El clímax, con su explosión de colores y rapidez cinematográfica, sella la experiencia, dejando a la audiencia con el deseo de más.