'La Peste: La Mano de la Garduña': el éxito del bienestar, el hogar de la corrupción

'La Peste: La Mano de la Garduña': el éxito del bienestar, el hogar de la corrupción

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El éxito y la prosperidad, lo divino y lo humano, la luz y la oscuridad. Sevilla es tierra de pasión, la puerta hacia la plata sobre la palma de las manos y el ansiado oro de los corruptos.

La Peste regresa el próximo 15 de noviembre a Movistar + para deleitar a los espectadores en seis nuevos episodios que sumergen la atención en la prosperidad y luminosidad de una serie con nuevos elementos. Corrupción, prostitución, crimen organizado y los hilos que mueven el poder.

Rafael Cobos y Alberto Rodríguez vuelven a retratar una época con excepcionalidad, en la que la sed de poder será aprovechada por La Garduña, un movimiento corrupto, un hampa capaz de todo, por desplegar sus manos sobre todo aquello que huele a poder, superioridad y dinero. ¿A costa de quién? pues de la inocencia, la cultura, y los valores de una sociedad en la que la pasión y los sueños eran pisoteados.

Maldito parné, que por su culpita” nos perdemos entre callejones con olor a rancio y sangre. Un perfume que no es de vino y rosas, pero que demuestra la potencia de una serie sensacional, aún mejor documentada y realizada con matrícula de honor.

La segunda temporada arranca con una Sevilla renacida, más rica que nunca y llena de luminosidad y esplendor. Una situación que será aprovechada por una organización capaz de todo y absolutamente extrapolable a nuestra época actual. “Las diferencias entre los que tienen y no tienen se nota aún más”; comenta Alberto Rodríguez. “Sevilla es en la serie una ciudad que pivota entre el oro y el barro. Es terrible que algunos problemas que se vivían en aquella época se sigan viendo actualmente, aunque de otra manera”.

La serie sigue destacando por encima de todo por la reconstrucción de una atmósfera que atrapa, reflexiones sobre el poder, y las cadenas jerárquicas de los que gobiernan.

Relaciones con el poder, corrupción en diferentes estamentos de la sociedad, prostitución y los sueños de los inocentes. Todo perfectamente elaborado por los maestros Cobos-Rodríguez que siguen demostrando que son unos grandes de la cultura cinematográfica.

Tramas transversales, nuevos personajes y La Garduña. Un elemento importante en la trama de esta segunda temporada que llega como sinónimo de corrupción y sociedad secreta: “No han cambiado mucho las cosas por desgracia. Si los que gobiernan al final lo hacen a espaldas de aquellos a los que gobiernan siempre habrá un desajuste y eso tiene consecuencias”; señala Rafael Cobos.

La primera temporada fue un proyecto de gran envergadura para el equipo de la serie. Esta segunda vuelve a serlo para ofrecer un espectáculo histórico y en la interpretación del equipo. “le hemos puesto mucho cariño a todos los pequeños detalles. Cada rodaje ha durado 8 meses y luego hay que sumarle la postproducción”; añade Alberto Rodríguez.

La diferencia de clases es otro de los aspectos bien recalcados en esta segunda temporada, y en la que la lucha contra los poderes de los que manejan los hilos, se ve una misión imposible para aquellos que no tienen nada. Otro de los aspectos que dibuja la serie es el papel de la mujer, en donde la prostitución ya hacía gala de la época y el machismo de la época, las trataba como objeto.

La Peste vuelve por todo lo alto para perfumarnos con una segunda temporada llena de tramas intrigantes, convirtiéndose en una serie que se te clava en el alma y la memoria.