'Stop Making Sense': Un documental, un trozo de historia, una película y un concierto; el orden de los factores no altera el producto

'Stop Making Sense': Un documental, un trozo de historia, una película y un concierto; el orden de los factores no altera el producto

3’5 Butacas de 5

Si hoy hablas de Jonathan Demme en círculos de cinéfilos, lo primero que responderán será, El silencio de los corderos. También podrán mencionar otra de sus grandes obras como fue “Philadelphia” o si ahondas, hablarán de joyas menos reconocidas que las anteriores como “El mensajero del miedo”. Sin embargo, todas estas películas llegaron después del documental que nos ocupa y que se rodó durante tres noches del 1984: Stop Making Sense, con los Talking Heads como protagonistas.

Llegar a este documental con escaso conocimiento sobre la banda es una experiencia a todas luces, incompleta, sobre todo para quien sea fan acérrimo del grupo, sin embargo pienso que he podido valorar con una distancia mayor el producto debido a que lo he visto con desapasionamiento.

Durante los primeros minutos, esperaba encontrar algo parecido a lo que ha hecho C.Tangana recientemente en “Una ambición desmedida”. Un documental que iba a mezclar intrahistorias de una gira, con fragmentos de los shows y reflexiones de los protagonistas. Después del primer cuarto de hora supe que iba a presenciar un concierto con todas las letras. O tres en este caso. Una vez que confirmé esta sospecha, me recoloqué en la butaca y traté de meterme dentro; de viajar a 1984, como si fuera Marty Mcfly y no Martín Palomino y colarme en medio de la pista para tener la misma vivencia que aquellas personas.

Al principio costó este ejercicio de disociación temporal, pero al cabo de un rato empecé a sentir las canciones de otra manera; como si la frecuencia de la música hubiera cambiado y lo que antes me entraba por los oídos ahora lo percibiera directamente en mi caja torácica. Fue en ese momento cuando empecé también a apreciar el trabajo de Jonathan Demme, que con el uso de siete cámaras, brindaba una variedad de encuadres fantástica.

El propio desarrollo del concierto cuenta una historia, en la que David Byrne, vocalista de la banda comienza solo, con un radiocasete, para acabar con todo su grupo en un espectáculo que deja sin palabras.

A24, una de las productoras más valientes de la presente y la pasada década es la que ha decidido reeditar este documento histórico que significa una oportunidad para las nuevas generaciones de descubrir a un grupo que se ha convertido en un habitual de mis auriculares desde que vi y viví este espectáculo.