Nina Hoss: "Lo mejor de trabajar con mujeres es que no hay egos".

Nina Hoss: "Lo mejor de trabajar con mujeres es que no hay egos".

Con tanta elegancia como cercanía, Nina Hoss tiene una presencia que evoca a la de otras grandes damas de la interpretación europea. Está en el Festival de San Sebastián para presentar La audición, película alemana de la realizadora y también actriz Ina Weisse. El filme, que se estrena el 15 de noviembre, compite por la Concha de Oro. Solo unos días después de esta entrevista, Hoss se hará con la Concha de Plata a la mejor actriz (ex aequo con Greta Fernández por su trabajo en La hija de un ladrón). Pero ni los reconocimientos ni los papeles de mujer fría y calculadora que la intérprete acostumbra a escoger la alejan de su personalidad real: acogedora y calurosa.

En La audición se mete en la piel de Anna, una profesora de violín que insiste en admitir en una escuela de música a Alexander, un niño en el que ve algo especial. Poco a poco se irá obsesionando con su alumno, hasta el punto de que su familia (especialmente su hijo de diez años) se sentirán algo abandonados. Anna parece una “mujer de hielo”, pero la película también pone sobre la mesa las múltiples inseguridades del personaje.

Acerca de esta cuestión comenzamos nuestro diálogo. Hoss explica que “todo sería muy aburrido” si interpretase a una profesora fría e impasible. Es algo que podría ser válido, argumenta, si la historia se focalizase en el alumno, en lugar de en Anna. Pero entonces “esto sería Whiplash, apostilla. Para la protagonista de Phoenix, su personaje está en un momento en el que se hace múltiples preguntas vitales. “¿Es esta la vida que quería? ¿He conseguido mis objetivos? ¿Estoy feliz con mi familia”, son algunos de los ejemplos que Hoss pone sobre la mesa. “Anna trata de arriesgar de nuevo, de no rendirse con la música, porque es su pasión”, explica.

Respecto al reto de las escenas musicales, la actriz alemana reconoce la dificultad de las mismas. No obstante, no se trata de una inexperta, ya que confiesa que adora tocar el piano. Sin embargo, afirma que el violín es completamente distinto, ya que “el instrumento está encima de ti, es prácticamente parte de una misma”. Explica que “tocar el violín es como cantar, no basta con dominar la técnica. Hay que tener una especie de visión que te diga que estás haciéndolo bien”.

En cuanto al trabajo con los dos jóvenes actores de la película, Hoss habla primero de Ilja Monti, que interpreta a su alumno. Según cuenta Hoss, ya dominaba a la perfección el violín antes de participar en la película. Además, se trata de un chico tremendamente disciplinado. “Muchos actores jóvenes con los que he trabajado no entienden por qué deben repetir varias veces una toma si para ellos ya ha quedado bien. Ilja, sin embargo, siempre estaba predispuesto”. La actriz concluye que “sabe perfectamente lo que hace, siente una enorme pasión por el violín”.

También son todo buenas palabras para el otro actor precoz del reparto. Serafin Mishiev interpreta a su hijo. Sobre él, Hoss sentencia que es “un actor de verdad”. Toma como ejemplo un determinado instante de la cinta, en el que solo necesita una mirada para transmitir a su madre toda la rabia que ha acumulado. “Interpreta a un chico que no entiende el dolor que su madre está provocando a la familia y que se pregunta si él ha hecho algo mal”, añade. Un rasgo que hace extensible a su propio personaje: Anna solo busca el bien para todos a su alrededor, pero finalmente acaba dañándoles”.

Por último, la actriz elogia la labor de la directora. “Es tremendamente precisa en todo lo que hace: en su escritura, en lo que quiere filmar. Eso es precioso porque puedes confiar mucho en ella”, dice sobre Ina Weisse. Unas bonitas palabras que Hoss remata apelando a una de las mejores cualidades que desde su punto de vista tiene trabajar con mujeres: “no hay egos, todo va de colaborar, lograr lo mejor para el proyecto y contar una historia juntas”.