'Cazafantasmas: Imperio Helado': Más homenaje que película, más añoranza que argumento

'Cazafantasmas: Imperio Helado': Más homenaje que película, más añoranza que argumento

3 Butacas de 5

Lucky (Celeste O’Connor), Trevor (Finn Wolfhard), Lars Pinfield (James Acaster), Podcast (Logan Kim) and Ray (Dan Aykroyd) in Columbia Pictures’ GHOSTBUSTERS: FROZEN EMPIRE.

Las películas originales de un tiempo a esta parte se han convertido en trufas cada vez más difíciles de encontrar en un inmenso barrizal de remakes, reboots, spin off, precuelas, secuelas y refritos en definitiva. En Annie Hall, de Woody Allen, el neurótico protagonista afirmaba que “en Beverly Hills no tiran la basura. La convierten en programas de televisión”. Teniendo en cuenta que esta frase fue dicha hace casi 50 años, podemos deducir la falta de creatividad no es algo exclusivamente actual; sin embargo, creo que vivimos en un momento en el que estamos tan bombardeados sobre nuestro futuro o la falta de él, que solo miramos hacia el pasado y el cine es uno de los mayores núcleos en los que asiento esta creencia.

Cazafantasmas: Imperio Helado, no es una terrible película. Las dos horas que estás en la butaca, estás entretenido, contemplando un caos familiar (principalmente porque la mitad del reparto pertenece a la cinta original y la otra mitad es parte de la precuela de 2021), viendo como el mundo se desmorona mientras que nuestros simpáticos protagonistas tratan de evitarlo. Este precisamente es uno de los puntos más flacos de la cinta: la cantidad de “protagonistas” que tiene. Hay hasta 12 cazafantasmas, algunos que son puro fan service con tres líneas de guion y una sonrisa por el cheque que van a cobrar como es el caso de Bill Murray y otros que están ahí para que digas: “¿este no aparecía en la original?”. En caso de duda, seguro que sí aparecía, porque aquí se recicla a un nivel que dejaría satisfecha a la mismísima Greta Thunberg

Volvemos a seguir a la familia Spengler, en este caso en Nueva York, abandonando ese terreno de la América profunda de la de 2021, que le daba un toque diferente y que imitaba en cierta medida a fórmulas de éxito reciente como la de Stranger Things (serie que, por cierto, es un ejemplo de cómo ser nostálgico sin dejar de ser creativo)

Cada personaje tiene su momento estelar, lo cual provoca que el ritmo sea irregular. Por encima de todos ellos reluce una Mckenna Grace que tiene una trama bien escrita, a la que se le da el espacio suficiente para desarrollarse y que es de lo mejor del filme. También a destacar el papel de Kumail Nanjiani, actor cómico paquistaní que estaría cumpliendo cadena perpetua si robar escenas fuera un delito. Sus secuencias me han resultado genuinamente divertidas y un poco de aire fresco para refrescar esa habitación de las ideas que huele a cerrado.

La trama se encuentra en consonancia con otras películas actuales que pertenecen a franquicias antiguas: al igual que en Jurassic World, si la amenaza en las cintas primigenias era parcial, reducida a un parque, ahora es total y nadie se libra de la devastación. Cazafantasmas: Imperio Helado es más espectacular; el espectro antagonista es más grande y malo, con unas aspiraciones más apocalípticas; los protagonistas son más, a secas y a fin de cuentas todo es más…, más de lo mismo.

Todo el metraje se encarga de intentar agradarte y recordarte que estás viendo la continuación de una película icónica de la historia del cine, pero no te preocupes que si en algún momento pestañeas y te olvidas de esto, te lo recordará con el enésimo guiño que acaba por dejar tuerta a la cinta. Recomendable para ver con la familia; pero como recomendación personal, os diría que os pongáis la original y quizá disfrutéis (o volváis a disfrutar) de lo que en su momento fueron planteamientos verdaderamente inéditos y que no os dejarán tan fríos como podría ocurriros con este Imperio Helado.