'The Beast': una obra sugerente, magnética y de carácter suicida

'The Beast': una obra sugerente, magnética y de carácter suicida

4 Butacas de 5

Bertrand Bonello despliega toda su megalomanía creativa en la ‘La Bête’, una ambiciosísima película de ciencia ficción y viajes astrales en el tiempo. Esta obra coge como punto de partida y adapta muy libremente la novela de Henry James La bestia en la jungla’.

Léa Seydoux da vida a Gabrielle Monnier, una mujer que vive en un futuro donde la humanidad está purificando su ADN como siguiente paso evolutivo. Para lograrlo, la especie se somete a un proceso médico donde experimentan sus vidas anteriores para eliminar todo rastro de emociones y sentimientos. La historia se estructura a través de los saltos temporales que experimenta Gabrielle, intercalando las consecuencias y la incertidumbre de los miedos de su presente con el pasado de dos antepasadas suyas, donde aparece recurrentemente un amor platónico. BonelloGuillaume Bréaud y Benjamin  Charbit escriben una historia magistral que logra ser más grande que la vida misma. El uso que hacen del género les permite potenciar al máximo la esencia de esta historia existencialista sobre el ser, nuestras pesadillas, el amor eterno y la predestinación.

A nivel de dirección, todas las decisiones que toma Bonello son acertadísimas, dotando de una identidad propia única y estilística a cada época. Diferenciándolas a través del diseño de producción, la relación de aspecto, las dinámicas de cámara o su anclaje. Esta es una película que te sobrepasa completamente en su primer visionado, esto hace que no puedas percibir la totalidad y la gran variedad de los recursos que usa el director.

Cuando uno vuela tan alto, corre el riesgo de acercarse demasiado al sol, y esto sucede en este filme. A Bonello le pueden las inseguridades y acaba haciendo el ritmo narrativo del montaje se atore por completo, reiterando de más sobre las ideas que ya están claras y bien plasmadas. La duración de dos hora y veintiséis minutos podría haberse optimizado más, ya sea reduciéndola o aprovechando para profundizar más en el futuro distópico. Pese a esto, no quiero desmerecer el grandísimo trabajo que realiza Anita Roth como montadora, hilando todas las líneas temporales con muchísimo atino con la curva de intensidad dramática.

The Beast es imposible de abarcar, incluso transmitiendo un poco de síndrome de Stendhal, y a cada día que transcurre más me fascina. Es una obra sugerente, magnética y de carácter suicida.