'Adiós': la lucha de la redención humana

'Adiós': la lucha de la redención humana

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La oscuridad recorre los callejones. El olor a muerte y dolor impregna los rincones en los que aún quedan restos de una fogata. Suenan disparos, gritos, pecados del pasado que llegan en forma de muerte. Paco Cabezas se introduce en el corazón de los barrios más puros de Sevilla con Adiós, una película en la que el flamenco es la poesía musical del llanto y del dolor, de la alegría y de la búsqueda de luz.

Natalia de Molina y Mario Casas en una escena de la película.

El hijo pródigo de Sevilla regresa a su casa, la que le vio marcharse tras trabajar durante años en un videoclub en el que se imaginaba algún día con su nombre en alguna carátula. Su esfuerzo y pasión le han llevado a trabajar con Nicholas Cage (Tokarev), Sam Rockwell (Mr. Right) y en proyectos de la pequeña pantalla como The Alienist o la próxima Penny Dreadful: City of Angeles. Pero Paco nunca olvida, no gira la cabeza para deshacerse de sus orígenes, de aquellos comienzos en los que nos regaló su thriller Carne de Neón, y con quien trabajó por primera vez junto a Mario Casas.

Paco Cabezas, director de ‘Adiós’.

Adiós son los pecados de los padres a nuestros hijos. Es la historia de una redención humana ante el dolor más desgarrador de la vida: la muerte de una hija. Un ser de luz e inocencia que completaba la vida de Mario Casas y Natalia de Molina en el film, hasta que un acontecimiento trunca sus sueños y esperanzas. Un thriller andaluz, rodado al milímetro con un amplio reparto coral en el que todo el mundo se deja la piel y se desgarra el alma.

El barrio de las 3.000 viviendas es el contexto de una película en la que todo habla. Desde la poesía de Lorca en letras flamencas, las voces de Rocío Márquez o Rosalía dan sensibilidad a un pentagrama en donde el dolor trata de encontrar una luz que redima los pecados. Mario Casas brilla en un papel en el que ha tenido que trabajar duramente el acento sevillano. El actor sigue demostrando su hambre por papeles más crudos como el que aquí representa. Le acompaña una excelente Natalia de Molina que se desgarra emocionalmente y físicamente en una historia en la que la versatilidad de la andaluza es un ejemplo que la está convirtiendo en una de las grandes actrices de nuestro país.

El reparto lo completan Carlos Bardem, Vicente Romero, Sebastián Haro y dos titanes que se crecen en cada fotograma de la película: Ruth Díaz y Mona Martínez. Las dos actrices están sublimes en sus papeles, dotando de sentido a la historia, de dolor y de la ansiada esperanza, en un largometraje que bebe de la crudeza en la que viven los barrios más marginales de la sociedad, víctimas de un sistema que no funciona.

La producción es otra de las bazas de la película. Es de agradecer para el espectador que la producción venga de la mano de Apache Films y La Claqueta PC, dos productoras que saben siempre lo que quieren hacer y apuestan por el buen cine.

Adiós nos regala grandes momentos, como son las escenas de acción y diálogos, unos planos que hablan por sí solos y una puesta en escena que Paco Cabezas tenía clara desde el primer momento. Un thriller de pura raza, bien ejecutado y que dentro de su categoría cumple con creces. Aquellos que busquen una historia de venganza y redención, quedarán satisfechos por una película hecha con el alma de un director que vive la vida con la misma pasión de siempre.