2’5 Butacas de 5

De todas las industrias cinematográficas de Europa la más potente es la francesa. No sólo se puede ver en los datos de cuota de pantalla en cada uno de los países, sino en la exportación de sus películas. Francia tiene una cuota de pantalla en sus salas de cine superior al 40%, España en el 20%, muy similar a Italia y Alemania está a la cola. Esto es bueno ya que el séptimo arte tiene un músculo impresionante en el país galo, que permite arriesgarse con muchas películas como: “Retrato de una mujer en llamas” (2019), “Emilia Pérez” (2024), “El hombre del sótano” (2021) o “Los miserables” (2019). Aunque eso también tiene un lado malo, ya que, de vez en cuando, tenemos que soportar películas como: “Juliette en primavera” (2024).

¿Es mala esta película? No. Sin embargo, es una historia que ya hemos visto mil veces y no aporta nada nuevo, ni la perspectiva ni la narrativa ni el mensaje. Por lo que el valor añadido que genera al espectador es nulo. Entras en la sala, ves la película y sales. Han sido noventa minutos que hay que tomarlos como un paréntesis en tu día, pero nada más. No pensarás en la película después de salir de la sala de cine.
Una de las variables que juega en contra de esta película es la comparativa con grandes películas españolas de los últimos años. Como por ejemplo “La casa” (2024) de Álex Montoya. En esta cinta nos encontramos con uno de los temas principales de la película, la nostalgia por una vida pasada, por la juventud y la familia. A la par estas dos películas están basadas en novelas gráficas, la española recoge la idea de Paco Roca, mientras que la francesa se apropia de la idea de Camille Jourdy. También vemos paralelismos con películas como “Una quinta portuguesa” (2025) de Avelina Prat, “Las chicas están bien” (2023) de Itsaso Arana o “Alcarrás” (2022) de Carla Simón. No es por ser chovinista, pero hay que ser sinceros, siempre hay que compararse con algo mejor, y estas cuatro películas españolas son mejores que el nuevo estreno francés.

Aunque no todo es malo en esta cinta. La directora, Blandine Lenoir, era totalmente desconocida para mí, a pesar de que este es su cuarto largometraje. No le falta oficio, al contrario. No se nota el director en ningún momento, lo cuál es bueno, pues significa que su manera de narrar la historia y de saber poner la cámara es muy clásica. Sabe dirigir y lo demuestra. Y mismo descubrimiento son Izia Higelin y Sophie Guillemin, las actrices sobre las cuales se sustenta esta cinta. Dos desconocidas a pesar de haber participado en películas más o menos exitosas según FilmAffinity e IMDb. Una máxima que debe tener toda buena película es que te genere ganas de ver mas cine. Gracias a “Juliette en primavera” quiero ver más de estas actrices, películas como: “Jugar con fuego” (2024), “Sans toi” (2022), “Un amor de verano” (2015) o “Rodín” (2017).
Ante una tarde calurosa de verano, no es una mala opción entrar a una sala de cine a ver esta película.

