'28 años después': la más terrorífica y sólida de la trilogía

'28 años después': la más terrorífica y sólida de la trilogía

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An infected in Columbia Pictures’ 28 YEARS LATER.

El subgénero de zombis ─digo infectados─ está un poco trillado. Parece agotado, como si la fórmula fuese única y no hubiera de dónde sacar algo nuevo. Pero, a veces, lo renovador no viene tanto desde el contenido como desde la forma. El tratamiento formal es en ocasiones la solución al estancamiento, y Danny Boyle lo entiende a la perfección.

En esta nueva y tardía entrega de la saga ’28…después’, de la que por alguna razón Boyle se desligó en su segunda parte y ahora retoma omitiendo lo sucedido en la dirigida por Juan Carlos Fresnadillo, acompañamos al joven de doce años Spike (Alfie Williams), que con su padre Jamie (Aaron Taylor-Johnson) y su madre enferma Isla (Jodie Comer), vive en una pequeña isla de Reino Unido que se conecta al continente por un pequeño hilo de tierra solo transitable cuando baja la marea. Padre e hijo atraviesan el camino para adentrarse en el bosque y que el niño pueda aprender a enfrentarse a los monstruos infectados que llevan habitando el país veintiocho años.

Dr. Kelson (Ralph Fiennes) in Columbia Pictures’ 28 YEARS LATER.

Era por todos conocido el carácter trifásico y desequilibrado del cine del británico, en cuanto a unos tropos formales que parecían canalizar la energía de sus desnortados personajes. No obstante, en este vibrante regreso por doble partida, del cineasta ─no estrenaba largometraje desde su Yesterday (2019)─ y de la saga de terror, afila su ingeniería técnica llevándola a una radicalidad nunca vista en su universo fílmico. La imagen se congela levemente cuando una flecha impacta en su objetivo mostrando el impacto desde numerosos puntos de vista en apenas un instante, imágenes de archivo de películas de arqueros atraviesan las de los protagonistas, que portan sus arcos en un tiempo muy distante, construyendo una épica inédita, planos borrosos y desenfocados alternan con límpidas imágenes de desoladora hermosura… Además de la particularidad técnica más sonada: ¡está rodada con iPhones! Una decisión arriesgada y visible en la pantalla, que por momentos funciona como enfatización del realismo, así como construcción de una pesadilla vívida. Boyle sigue una metodología que refuerza su autoría y hace que el visionado de la película sea más refrescante e interesante.

Jamie (Aaron Taylor-Johnson) and his son Spike (Alfie Williams) in Columbia Pictures’ 28 YEARS LATER.

La historia es sencilla, no demasiado innovadora, pero posee aun así el perfecto equilibrio entre intenso drama familiar y perturbadora presencia de los monstruos. Marca de calidad de las cuatro manos maestras que lo firman, las de Alex Garland y Boyle, el guion de 28 años después hila las secuencias de acción con espacios intermedios donde afloran los sentimientos de sus personajes y con ellos el verdadero propósito y fin de su viaje. ‘Memento amoris’ dice el personaje de Ralph Fiennes en el momento clímax emocional del filme, pues el amor es necesario hasta en un mundo devastado, quizá aún más en este. Pero al margen de su fondo dramático, lo que a todos realmente nos interesa es el terror, los zombis, y en eso 28 años después no escatima. Es posiblemente la más terrorífica, perturbadora y extremadamente gore de las tres películas, y sorprende por su imprevisibilidad y valentía en la toma de decisiones narrativas. Todo es positivo en este aspecto: las escenas de acción son inmejorables en su escritura y puesta en escena y, además, los infectados han evolucionado después de tantos años de epidemia, por lo que producen auténtico pavor. El entorno forestal en que se desarrolla la película y su carácter de travesía ─del Punto A al Punto B─ cercano a The Last Of Us o incluso algunos episodios de The Walking Dead formulan un aislamiento aún mayor que funciona para dar espacio a sus intimidades, así como terrorífico ambiente donde sufrir la irascibilidad de los monstruos, ¡y eso que todo transcurre durante el día!

No sabemos qué nos deparará este comienzo de nueva trilogía, pero lo que puedo decir después de ver la primera entrega ─o tercera, visto de otro modo─ es que Danny Boyle está en mejor forma que nunca, y que cuando se junta con Alex Garland saltan las chispas. Puede que su radicalidad no guste a todo el mundo y cause división, pero para mí 28 años después es un sí en toda regla.