3 Butacas de 5

El amor que resiste reveses e incluso rupturas es el amor más maduro y puro, el que por más que la vida depare caminos distintos a sus portadores, nunca termina de extinguirse. La cineasta danesa Jeanette Nordahl, que solo había dirigido un largometraje hasta el momento, nos entrega un testimonio delicadísimo y precioso sobre el amor inextinguible entre Ane (Trine Dyrholm) y Thomas (David Dencik) que, en medio de un proceso de separación, se ven obligados a afrontar una nueva realidad cuando un brutal golpe deja a la mujer impedida y prefieren retrasar la noticia a sus hijos.

Pilar Palomero en su última gran película Los destellos (2024), ya retrataba el amor como un ardiente fuego que, por más que quedara en ascuas, podía reavivarse en cualquier momento. Quizá de forma no tan radical ni, por supuesto, tan sublime como la directora maña, pero con un exquisito gusto por el detalle y la construcción de un intimismo naturalista, Nordahl nos deleita con una obra que exuda realidad y posiblemente sirva como espejo para muchísimos adultos en situaciones similares. El tempo pausado del relato y su sobrio tratamiento formal, reman en algunas ocasiones a favor del acercamiento a los complejos personajes, así como en otras no hacen más que causar una sensación de vacío en torno a lo que sucede volviendo anodina la película y, sobre todo, poco memorable.

Trine Dyrholm, que devora todo lo que le pongan delante, es el eje central en todos los sentidos de la película, pues aporta a su personaje unos matices dramáticos equilibrando emociones que suponen una de las mejores interpretaciones que he visto últimamente en la gran pantalla. No queda atrás el resto del elenco, unos personajes sólidos y fundamentales todos ellos ─padre e hijos, sobre todo el padre─, que la propia directora Jeannette Nordahl junto a Rasmus Birch han conformado a la perfección en el guion.
En definitiva, Volver a ti trata sobre el amor más profundo, el que a menudo ni si quiera se deja ver, pero también sobre lo complejo de las relaciones familiares y la agonía que supone una enfermedad para quienes la acompañan de cerca, sin llegar a padecerla. Se siente la emoción de sus personajes y el cariño con que la danesa confecciona sus conflictos, quizá sea un tema que la haya tocado de cerca ─elucubración mía─; pero su afán por naturalizar tanto el devenir argumental sin dejar hueco a demasiado punch lines narrativos, hace poco memorable película correcta en todos sus aspectos.

