3 Butacas de 5

Pixar tiene un problema: su legado. Y es que la famosa compañía de la lamparita lleva 30 años manteniendo un nivel de calidad y excelencia elevadísimo, siendo una de las pocas productoras en la actualidad que es capaz de reventar la taquilla con historias profundamente originales. Ahí tenemos obras maestras de la cultura popular como son “Ratatouille”, “Inside Out” o “Coco”, por poner algunos ejemplos. Esto hace que cada proyección de Pixar se vea con un nivel de exigencia máximo. Algo que casi siempre cumple, pero en el caso de Elio, se queda a medio camino.

Y es que Elio, parte de una muy buena premisa: un niño que, al quedarse huérfano, siente una fuerte pulsión por contactar con extraterrestres. Sí, es una de esas premisas que parece que Pixar va a desarrollar de manera ingeniosa y sorprendente. Uno de esos personajes emocionantes que nos va a llevar a conocer personajes carismáticos y enseñanzas profundas. Pero se queda solo en el intento. Y es cierto que hay ideas muy buenas como el diseño del antagonista y su “simbólica” armadura. También está muy bien construida la relación de amistad de Elio con su “extraño” amigo y hay que admitir que el film tiene un diseño de producción bastante original, donde abraza la fantasía y la ciencia ficción al 100%.

Sin embargo, los personajes, que tenían bastante potencial, resultan planos y sin carisma, algo que Pixar siempre supo hacer muy bien y que aquí se echa mucho de menos. Están y hacen avanzar la trama, pero después de la proyección no recordarás a ninguno especialmente. Algo que sí hacemos con personajes icónicos como “Dori”, “Buzz Lightyear” o “Wall-E”. Y eso, siendo Pixar, escuece un poco.
El guion transcurre a veces de forma algo ortopédica, sin saber muy bien hacia donde va y con tramas secundarias y conflictos que no llevan a ningún lado realmente. Y eso es sorprendente en Pixar. No es que estén mal, porque la trama avanza y te entretienes, pero la sensación es de que Pixar lo ha escrito con el piloto automático y sin apenas inspiración. No hay ningún momento en el que digas “woooww que idea”, y eso era algo que Pixar siempre tenía en sus guiones. Y es preocupante que hayan perdido eso.

Lo que sí sabe hacer Pixar muy bien es tocarte el corazoncito, y en la parte final de la película lo logra. Se nota la manipulación, pero el resultado funciona, haciendo referencias a películas de nuestra infancia como “ET”, “Encuentros en la tercera fase” o “Cosmos” de Carl Sagan. Si has crecido en los 80 es muy probable que la película te toque especialmente en su parte final. Pero ya está. Al final se queda en una entrenida y emotiva película de animación, con un guion original (lo cual en estos momentos es casi un milagro), pero que no llega, ni por asomo, a las grandes películas de la compañía. Así que le pongo tres estrellas. Es una buena película de animación, pero olvidable, y eso para Pixar es casi un pecado.

