'El regreso de Ulises': las costuras de la leyenda

'El regreso de Ulises': las costuras de la leyenda

3 Butacas de 5

El regreso de Ulises es una peli exigente que te obliga a elegir un bando casi desde el primer fotograma. Una adaptación de la Odisea siempre apunta alto, y esta se atreve a reinterpretar en lugar de simplemente adaptar. El resultado es una película bonita visualmente, que se centra menos en el espectáculo y más en la cicatriz de Ulises como persona.

El problema es que, en su radical apuesta por el realismo, a veces es más solemne y pesada que humana, lo que acaba traicionando la propia esencia del personaje imperfecto que dibuja.

Su ritmo es de fuego bajito, casi mínimo. Es deliberado, sí. Busca construir una cadencia contemplativa que se acerca mucho al suspense. Sin embargo, esa lentitud se acaba estancando, sin picos de emoción, hasta agotarse en un fundido a ningún lugar.

La decisión de centrarse en lo menos explotado del material original es, sobre el papel, sabia y acertada. Sin embargo, dejar la historia reducida a la mínima expresión implica que hay poca trama de la que hablar. Lo que sorprende, entonces, es que la historia necesite ciento dieciséis minutos para contarse.

La desmitificación es, sin duda, el concepto más interesante de la peli. Al convertir el mito en humano, podemos verle las costuras al personaje, perderle el miedo, verle más cercano a nosotros de lo que estamos acostumbrados. Es la gran baza de la película: un mundo sin dioses ni criaturas fantásticas, pero mitológico. Una mezcla curiosa que, para mí, acierta.

Ralph Fiennes tiene una actuación contenida pero contundente. Es un hombre roto, dominante y lleno de matices; un héroe que tiene miedo de su propia condición. Maneja el silencio y las miradas que le ofrece el guion de forma soberbia. Es justo lo que la película le pide ser y, en ese sentido, lo clava. Juliette Binoche, sin embargo, brilla con lo poco que le dan. El guion, al que le sobran minutos, no es del todo justo repartiéndolos.

Al final, El regreso de Ulises demuestra que las historias mil veces contadas pueden seguir contándose de mil formas distintas. Es una historia de regreso a casa lenta y dilatada, sí, pero con buenas actuaciones y un personaje principal magnético. Todo depende del gusto que le cojas al ritmo y de lo rápido que entres en su particular juego. Un juego, para mi gusto, más contemplativo que entretenido.