3 Butacas de 5

Se trata de otra ópera prima dirigida por una mujer, aquí Sara Fantova, si no contamos su (notable) proyecto codirigido con otros estudiantes de la afamada ESCAC, La hija de alguien. Para su primer largometraje en solitario, Fantova se centra en una historia más cercana a ella misma, ambientada en su Bilbao natal, pero no consigue del todo que esa historia tenga un mayor alcance. Para ello, debería percibirse como un relato más completo, sin renunciar a sus señas de identidad y su idiosincrasia (en este caso acentuada por el uso del euskera y el marco temporal, durante la semana grande de la ciudad), pero asumiendo los códigos (sean cuales sean) de una ficción total.

Es esta la crítica más clara que se le podría hacer a una película que no se siente como tal en todo momento, empezando por un prólogo unido al resto con escasa uniformidad, por tono y estilo. Estamos ante un drama familiar, impulsado por la enfermedad de un padre viudo al que tienen que cuidar sus dos hijas, sobre todo la mayor, si bien ésta, al mismo tiempo, tiene otras inquietudes vitales.

La narración alterna con escasa armonía entre aquella vida familiar, en que se imponen más los deberes cotidianos, y esta vida más libre, de descubrimiento y evasión. De ahí el “a veces” del título, aunque ese calificativo no se corresponde exactamente con la dualidad narrativa, sino que es más difusa. La cinta es genuina, tiene sensibilidad, conmueve por momentos y tiene a actores bien dirigidos, pero le falta pericia cinematográfica para trascender hacia lo que pretende.

