3’5 Butacas de 5

Hubo una época donde Amenábar era el genio de la lámpara. El niño prodigio del cine español. Yo mismo lo consideraba el mejor director del mundo en su momento (tenía 16 años cuando lo creía, no me juzguéis). Y es que en 8 años y con solo cuatro películas, consiguió una veintena de premios Goya, 2 premios del Cine Europeo, un Globo de Oro, un León de Venecia y un j****o Oscar de la academia. Seguramente sea la carrera más meteórica de un director de cine en toda la historia.
Y seguramente también la más decepcionante. Porque a partir de ganar el Oscar en 2005 parece que todo su talento y, sobre todo, sus ganas de rodar, desaparecieron. En 20 años solo ha rodado 4 películas contando con esta última. Y con ninguna se ha acercado a la calidad de las 4 primeras.

Una auténtica pena, porque yo puse muchas esperanzas en él en su momento, pero hace ya tiempo que no espero que vuelva ese Amenábar fresco, inspirador y sorprendente que revolucionó el cine español.
Y precisamente por eso, por no esperar nada, “El cautivo” me ha gustado bastante. Me ha hecho pasar un rato muy entretenido en el cine y, aun con sus defectos (que los tiene), me parece una película notable. No es una vuelta al Amenábar de los 90 ni mucho menos, pero al menos ha intentado ser original con un personaje tan manido como Cervantes y hablar de un tema algo polémico como es la homosexualidad en el mundo árabe del siglo XVI.
Se podría decir que Amenábar ha intentado hacer con esta película una especie de homo-thriller histórico (cogiéndose muchas licencias, por supuesto) y contar una parte de la vida de Cervantes muy relevante, pero de la que se habla poco: su cautiverio de 5 años por corsarios turcos en Argel.

Y la verdad es que la peli como entretenimiento funciona. Amenábar sabe trazar bien las tramas para mantenerte interesado en la historia, creando a un Cervantes inspirador, rebelde y extremadamente creativo, que demuestra la importancia del arte de contar historias. Algo que en el siglo XVI te podía salvar la vida y que está claramente inspirado en el clásico de las Mil y una noches. Toda la parte de la homosexualidad en el mundo árabe del siglo XVI, aunque bastante forzada, me pareció interesante por ser algo que no habíamos visto de manera tan directa en este tipo de películas. Sales de la sala queriendo investigar más sobre este tema, y ya solo por eso me parece algo a destacar.

En la parte técnica, el diseño de producción es muy potente y, aunque busca más lo estético que lo realista, cumple perfectamente. Y los actores, en su mayoría, defienden bien sus papeles. No es una película que tenga una cinematografía innovadora, pero Amenábar sabe muy bien donde poner la cámara siempre. Ya lo demostró con 17 años en su corto “Himenóptero” y es algo que jamás ha perdido. En eso no falla.
Donde si falla, y es algo en lo que Amenábar cae mucho, es que se nota demasiado la manipulación del guionista en las tramas y los personajes. Los mensajes que quiere transmitir, que son muy válidos, son demasiado evidentes tanto en los diálogos como en las conductas de los personajes y eso quita realismo y coherencia a muchas situaciones. Los personajes y las tramas pierden naturalidad y credibilidad y todo queda demasiado maniqueo. Sobre todo cuando estás tratando con hechos históricos. Y eso es algo que a algunas personas les va a chirriar mucho.

No es mi caso, porque yo iba sin expectativas, y además me parece que ese tono maniqueo de la historia encaja bien con la película y la manipulación de Cervantes al contar historias, así que a mí la película me funciona muy bien. No es ninguna una maravilla, pero es una entretenida cinta histórica sobre una parte de la vida de Cervantes poco conocida y que nos hace reflexionar (de manera un poco forzada, eso sí) sobre temas interesantes como el poder de contar historias o la homosexualidad en el mundo árabe del siglo XVI.
Si entras en su juego de thriller maniqueo, pero entretenido, pasarás un buen rato. Si no, seguramente la odiarás.

