3 Butacas de 5

Imagina que en un viaje para visitar a tu abuela enferma te dejan olvidado en una estación de servicio. Así arranca “Angelo en el bosque misterioso”, y ahí está lo mejor de la película, la tensión inmediata, la pregunta que cualquiera se haría de pequeño ¿y si me dejaran atrás? Desde el primer minuto no necesitas más contexto, estás dentro del viaje. Lo que parecía un despiste familiar se convierte en un paseo extraño, entre criaturas inquietantes y una imaginación que mezcla ternura con cierto mal rollo. La premisa es clara, Angelo no cruza un bosque, cruza su propia imaginación.

La animación tiene un sello propio, entre un villano un tanto inquietante y una rana humanoide grotesca, vemos saltos constantes de estilos, con guiños al anime y a mundos fantásticos tipo Miyazaki. Eso sí, a pesar de ser una película para los más pequeños, no tengo tan claro si a los niños les resulte tan simpático cierto personaje, al menos a mí me habría dado un poco de miedo a esa edad.
El guion es correcto, con algunos destellos de ingenio, sin atreverse a golpear emocionalmente como podría. La idea de Angelo inventando un alter ego fuerte para enfrentarse a sus miedos está bien planteada al inicio, pero se pierde a lo largo de la película. El villano es plano, malo por ser malo, sin interés. Y la música, discreta, acompaña sin molestar, pero tampoco deja huella.

El segundo acto es el gran problema, se siente como dar vueltas en círculos, una sucesión de episodios que no avanzan realmente la historia ni la emoción. Sí, hay inventiva visual, pero poca profundidad narrativa.
El tercer acto sí logra cerrar con cierta coherencia, Angelo descubre que no necesita un héroe inventado, que puede ser valiente por sí mismo. Funciona como moraleja, aunque sin gran intensidad. No emociona, simplemente cumple.

“Angelo en el bosque misterioso” combina imaginación, estilo visual y un buen primer y tercer acto, pero que se pierde en su segundo tramo, donde las situaciones se suceden sin mucha fuerza narrativa. La animación, atrevida y con personalidad propia, y el viaje interior de Angelo hacia la valentía logran mantener el interés, aunque la historia no siempre emocione como podría. Es una propuesta interesante para el público infantil y familiar, con suficiente creatividad para captar la atención de los adultos, aunque con claros altibajos que impiden que sea una obra redonda.

