'Un gran viaje atrevido y maravilloso': las puertas son complicadas

'Un gran viaje atrevido y maravilloso': las puertas son complicadas

2’5 Butacas de 5

El surcoreano Kogonada dejó el listón alto hace cuatro años con su maravillosa Despidiendo a Yang (2021), película que ya contaba con la presencia del inimitable Colin Farrell y trataba la resiliencia y el duelo en el contexto hiper tecnológico actual. En este caso, y a diferencia de sus anteriores obras, el asiático deja de lado el guión -escribe Seth Reiss-, para dedicarse a la puesta en escena de una historia tan fantasmática y alucinada como reiterativamente empalagosa en su desbarre dramático-romántico-cómico.

Sarah (Margot Robbie) y David (Colin Farrell) son dos solteros que se conocen en la boda de unos amigos comunes. La química que surge entre ellos abre las puertas hacia un fantástico viaje unidos, en el que descubrirán poco a poco momentos clave del pasado de cada uno y los motivos que les hicieron llegar hasta el punto en el que están.

De inicio, la película nos somete a una fórmula de extrañamiento bastante cautivadora, pues amén de lo que podamos esperar de ella, no deja de sorprendernos en la construcción y decisiones argumentales que articulan su incierto desarrollo. En clave casi Kaufmaniana -Charlie- y con una puesta en escena desconcertante, que en ocasiones sobrepasa un poco por su incapacidad de frenar y reposar los planos -da la sensación de ser una película comercial de encargo pensada para un público actual promedio-; nos adentramos en las vidas más privadas de dos personajillos curiosos y agonizantes en un mundo que parece no ser su hábitat. La llave para sus intimidades es la fantasía, pues a través de puertas en mitad de la nada que van descubriendo en un eterno road trip a través de Estados Unidos, viajan al pasado para rememorar los eventos canónicos y traumáticos de sus vidas. De esta forma “se van conociendo” cada vez más, o eso pretenden demostrar, porque realmente, por mucho que uno sepa que la madre de otro murió y otro sepa que una chica le rompió el corazón en el instituto, han pasado juntos apenas unas horas y todos los sentimientos que pretenden emanar lucen falsos y malamente impostados. Es cierto que el final abre un poco el camino a una reflexión existencial más profunda, pero el resto de la película no deja de ser un idilio constante, edulcorado y artificial donde, una vez entrado el segundo acto, nada más que reluce el buen porte de los actores protagonistas.

La curva de interés en el visionado de Un gran viaje atrevido y maravilloso -horrendo título por otro lado-, aumenta exponencialmente durante el primer acto, pero decae al punto cero una vez captada la mecánica narrativa planteada. El rollo de las puertas era curioso para dos veces, pero se vuelve cansino y estanca la película antes de la mitad de su desarrollo. Con todo esto, la del surcoreano es una película que se sale un poco de lo anteriormente visto en su filmografía y no alcanza su nivel habitual, pero puede resultar entretenida si se consigue acceder a sus mecanismos, acción más sencilla gracias a la presencia de dos enormes actores como son Colin Farrell y Margot Robbie. Aun así, Kogonada, por favor, no dejes de hacer películas.