'Caza de brujas': cuando la realidad no es suficiente

'Caza de brujas': cuando la realidad no es suficiente

3 Butacas de 5

Habitamos tiempos confusos; tiempos fragmentados; tiempos inciertos. El individuo cobra especial importancia cuando la sociedad es incapaz de convivir en armonía. El yo se impone al nosotros; el otro” es una potencial amenaza y todo vale cuando se trata de luchar por lo que uno quiere. Luca Guadagnino mezcla en un cóctel un montón de temas espinosos, los agita, los decora a su manera y los sirve en una copa poco apropiada. Caza de brujas es un envoltorio interesante para una bebida amarga.

Una profesora universitaria (Julia Roberts) se encuentra en una encrucijada personal y profesional cuando una estudiante estrella (Ayo Edebiri) acusa a uno de sus compañeros de trabajo (Andrew Garfield) de haber abusado de ella, mientras un oscuro secreto de su pasado amenaza con salir a la luz.

Caza de brujas se regodea con aires de superioridad al igual que lo hacen sus personajes. Promete encerrar una inteligencia mucho más elevada de la que al final acaba resultando. Los personajes son fríos y calculadores. Todos esconden demasiado y al espectador le cuesta empatizar con alguno de ellos. Si algo hace bien la película es retratar el ambiente de crispación en el que nos movemos. Una realidad “adaptada” a todas las necesidades donde lo áspero, lo diferente, es rechazado.

Luca Guadanigno continúa explorando la forma cinematográfica con retorcidos movimientos de cámara expresionistas, bandas sonoras imponentes con golpes de sonido propios de una película de terror y unos personajes que juegan siempre a dos bandas. Caza de brujas es una película tibia, que se acerca al precipicio, que amenaza con saltar, pero que al final se queda en un mero ejercicio de alarde intelectual.

La película es provocativa, pincha, roza y molesta, pero siempre desde el conocimiento de causa. Caza de brujas cuestiona la moral y los principios de una época nómada e individualista. Julia Roberts está impecable, Andrew Gardfield aporta su granito de arena, Ayo Edebiri funciona como contrapeso y Michael Stuhlbarg pone la crema a un pastel enorme.

Caza de brujas es una película compleja, llena de secretos, recovecos oscuros y medias verdades. Luca Guadanigno compone una de sus obras más frustrantes. A través de un guion críptico, un secreto se abre paso, la realidad se nos está quedando corta.