'Ahora me ves 3': Un espectáculo de magia disperso y con pocas luces brillantes

'Ahora me ves 3': Un espectáculo de magia disperso y con pocas luces brillantes

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Llega un momento en todo acto de magia en el que tienes que parar para no llegar a un punto en el que hayas hecho tantos trucos que empieces a cansar a tu audiencia y empiecen a ver más allá de donde quieres que vean, y eso tristemente es lo que ocurre con esta entrega.

Ahora me ves 3 peca de muchas cosas, y aunque no la calificaría como aburrida, tampoco es muy entretenida. La historia retoma 10 años después de los eventos de la última película, pero en lugar de ver a unos Jinetes en su máximo esplendor tras haber por fin encontrado el “cuartel general” de El Ojo la última vez que los vimos, nos encontramos con unos Jinetes que dejaron la magia y el filantropismo atrás aparentemente inmediatamente después.

Pero hay más: los nuevos Jinetes, tres jóvenes inspirados por las hazañas de nuestros protagonistas que son contactados por El Ojo debido la ausencia del grupo anterior para exponer a una malvada empresaria que oculta varios oscuros secretos. Ellos, junto con Atlas, el único mago aún interesado en continuar con la misión de esta misteriosa organización, deberán ingeniárselas para engañar al mundo una vez más, encontrándose al resto de los Jinetes en el camino.

Si esto te empieza a parecer un poco lleno de gente, es porque lo está. No solo vuelve todo el elenco principal de las dos películas anteriores, sino que también se suman 3 nuevos protagonistas y una villana nueva, lo que evidentemente llevará a limitar la presencia de varios de los personajes a los que queríamos ver para empezar. Un Morgan Freeman visiblemente cansado, un elenco original que luce desinteresado y unas caras nuevas francamente olvidables y llenas de los clichés de guiones modernos al más puro estilo de “eres viejo y anticuado así que abre paso para lo joven y nuevo”, dan como resultado un grupo de personajes que carece del encanto y carisma logrado en las entregas anteriores.

Ahora bien, todos sabemos que la verdadera razón por la que queremos ver más de esta franquicia son los elaborados atracos disfrazados de exagerados y descabellados actos de magia, con uno que otro giro de guion para mantener las cosas interesantes más allá del mero deleite visual. Pero, aunque Ahora me ves 3 sí logra aterrizar un giro de guion bien logrado hacia el final, al menos para este espectador que sí logró ver venir un par más, la película no entrega mucha más sustancia en su trama ni sus visuales.

Y es que ese es el mayor pecado de esta secuela, no hay una escena memorable como la del chip en la carta de póker en la segunda, o la teletransportación a la bóveda del banco en Francia de la primera. Los intentos de esta película por replicar estos montajes se quedan cortos en todos los aspectos, con una edición dolorosamente deficiente que rompe con la inmersión y la ilusión, ocurrencias demasiado convenientes aún para los estándares de la franquicia y una trama mayormente predecible, lo que representa un paso hacia atrás bastante significativo en términos de calidad.

Si bien la saga nunca intentó pintarse como realista, esta secuela lleva las cosas demasiado al extremo de lo absurdo y lo conveniente rayando en lo caricaturesco, tanto en presentación como en personajes e historia, que le dejaron un mal sabor de boca a alguien que disfrutó mucho las primeras dos entregas.